jueves, mayo 28, 2020

Los últimos problemas entre mandos de la guardia civil y el gobierno


Los últimos acontecimientos con altos mandos de la Guardia Civil en España son la muestra de un eterno dilema. Un dilema constitucional que es como un nudo gordiano:

--Si la cúpula de las fuerzas policiales no depende del Ejecutivo, si los nombramientos solo dependieran de ellos mismos, la policía se podría convertir (al cabo de decenios) en una burbuja de intereses o de corrupción.

--Si los nombramientos de la cúpula de la policía dependen del Ejecutivo, es casi imposible evitar que trabajen (al menos, en parte) para los intereses de aquel que los nombra.

Este dilema tiene muy mala solución y existe como un problema irresuelto en todos los ordenamientos constitucionales del mundo. Todo el mundo entiende la ventaja de la división de los tres poderes. Pero la relación entre Ejecutivo y poder policial es otra cosa.

Es algo a lo que le he dado muchas vueltas, hace meses. esto ya lo traté en mi ensayo La decadencia de las columnas jónicas. Pero ni a mí mismo me dejó feliz la solución que yo proponía.

En mi ensayo, proponía que la cúpula de la policía dependía del Estado Mayor del Ejército. Y que los miembros del Estado Mayor eran los que se encargaban, por méritos, de hacer los nombramientos en las vacantes del Estado Mayor; y, por ende, en la cúpula de la Policía.

La situación, en mi ensayo, era la siguiente:

--El poder ejecutivo mandaba sobre la policía y el ejército.

--Pero, de hecho, la cúpula de la policía era independiente. Porque el Ejecutivo no realizaba los nombramientos.

--Si el Estado Mayor se corrompía, los tres poderes constitucionales (Congreso, Senado y Tribunal Supremo) podían suspender de sus funciones a parte o a todo el Estado Mayor.

Era un punto intermedio entre la total independencia y la total subordinación. En mi propuesta, la cúpula de la policía sería totalmente independiente en los nombramientos, obedecería al Ejecutivo. Pero los poderes constitucionales podrían anular esa independencia y nombrar un nuevo Estado Mayor, que, de nuevo, sería independiente.

Veo los pros y los contras de mi propuesta. Aunque es un sistema más equilibrado, me parece, que el de ahora: total sumisión al Ejecutivo u ostracismo. Frente a eso, hasta mi sistema es mejor. Ahora bien, la sumisión o la venganza es lo vigente ahora. 

Mi sistema puede ser defectuoso, pero el sistema actual, sin duda, es peor.