viernes, enero 29, 2021

Este es uno de los más bellos retablos que he visto en mi vida (y está al lado de donde yo nací)

 

Lo que más ha propiciado que coma fruta en el último año ha sido la frutería que ha abierto un marroquí en mi barrio. Qué despliegue de frutas y hortalizas.  Además, en su punto, maduritas.

El pan con tomate es un clásico en mi vida desde mi niñez. Pero qué bueno está. Es que no me canso.

La sandía y las fresas lo mismo, me gustan muchísimo. Otras cosas no las tomo porque son caras, pero lo mismo: las frambuesas, por ejemplo.

Ahora bien, ¿cómo tomar fruta si la fruta te aburre, si comerla es una obligación? Muy sencillo.

Yo me preparo de primer plato un batido. El de hoy ha sido media manzana, una rodajita de limón (con piel incluida), canela y un preparado lácteo para el colesterol. Me ha estado riquísimo.

Otras veces, el batido es el siguiente: media manzana, un kiwi, canela y un poco de kéfir.

Otras veces: un pomelo, leche batida sin colesterol (es como el yogur griego) y una cuchara de helado de vainilla.

Con este truco de los batidos, como mucha fruta. Y, además, voy variando de fruta no siempre es la misma.

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Con mi comida en la bandeja, me siento en mi comodísimo sillón y enciendo la tele. Hoy, en el almuerzo, ha sido un documental sobre Egipto (bastante tedioso y eso que era sobre la reina Hateshup). En la cena, ha sido el comienzo de la película Los Tenennbaums, que me está gustando mucho, una comedia.

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Por la mañana me ha llamado un buen amigo que es médico y que ha validado todas mis teorías más innovadoras sobre las vacunas.

Por la tarde un fotógrafo me ha resuelto mis dudas sobre la cámara del iphone. Iphone vuelve a ser mi amigo.

Por la noche me ha llamado un amigo de Washington. Ay, cómo me anima que me repita que Obispo reinante le gustó mucho. Solo por eso creo que lo incluiré en mi testamento. Necesito que me lo digan.

Por la noche, creo que llamaré a una dentista del Opus Dei o a un cura jubilado.