lunes, enero 24, 2022

Un retrato familiar de un equilibrio perfecto



Cosas del día. Tengo la cañería de la cocina atascada. Menos mal que tenía una botella con un producto desatascador. Ya he hecho dos veces el proceso de echar líquido abundante, dejar actuar una hora y echar agua hirviendo. De momento el atasco sigue ganando la batalla: atasco 2, dueño 0.

He descubierto que mi madre compró una botella de salfumán. Si la cosa se pone mal, lo usaré con generosidad. No me extraña haber encontrado salfumán en el amplio departamento inferior a la pileta. Mi madre ha ido allí acumulando infinidad de botellas que después apenas usa. Ese armario probablemente me deparará más sorpresas. Como aquella vez que me olvidé unas patatas y las patatas trataron de escapar germinando hacia arriba. Si la naturaleza les hubiera dotado de patas, probablemente hubieran logrado su propósito.

 Al hacer hoy revisión de ese armario, he visto lo proclive que es mi madre a comprar más y más lejía. Algo que después yo no uso nunca. Eso sí, las botellas se acumulan pacíficamente bajo la pileta, en la oscuridad de ese armario, sin dar ninguna guerra ni ningún trabajo.

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Escribí las líneas precedentes hace unas horas. Ahora he ganado la Batalla del Desagüe. Qué alegría cuando he visto aparecer un remolino claro, vigoroso, en dirección contraria a las agujas del reloj. Qué alegría ese glu, glu; ese borboteo en la cañería.

Ese atasco me derrotó varias veces, pero yo solo tenía que ganar una sola vez.