Hoy he leído el artículo El rito de coronación del
rey en Aragón de Antonio Durán Gudiol. Un artículo muy bueno que explica
todos los entresijos de este ritual en ese reino. Lo primero que llama la
atención (yo lo sabía por otro artículo que leí hace años) es que el primer
rey de Aragón ungido y coronado fue Pedro II. (Todas las citas son de ese
artículo.)
Eso fue en 1196 y porque el monarca fue a Roma. Hasta
entonces, no hubo coronaciones de reyes aragoneses. Eso puede llamar la
atención a los que solo conocen la Edad Media por las películas, pero era así
en Aragón.
Otra curiosidad que Durán explica es la siguiente:
El Pontifical romano preveía la elección del rey como
acto anterior a la coronación, lo que motivó que el corrector adaptase el texto
litúrgico al carácter hereditario de la monarquía aragonesa: en la oración
introductoria del folio 62, invocando la bendición de Dios al “rey que hemos
elegido”, esta frase es sustituida por “al rey que tenemos”.
Otra nueva curiosidad es esta:
La semana anterior al domingo de la coronación, el rey
debía ayunar el miércoles, viernes y sábado. El mismo domingo, previamente a la
ceremonia solemne, oía una misa en privado, se bañaba.
Después se vestía con una túnica, una dalmática blanca
y una esclavina púrpura bordada en oro. El ritual incluía la unción, la
coronación, la entrega del cetro y la del anillo. Tras eso seguía una misa
mayor que acababa con cuatro bendiciones con las que se bendecía al rey. Como
se ve, el rey escuchaba dos misas esa mañana.
La reina también era ungida, coronada y recibía el
cetro con sus respectivas fórmulas. Esto me parece muy bonito
porque implica que el rey y la reina, al ser esposo y esposa, forman una
unidad. Por eso, muchas veces, recibían en sus salones sentados en dos tronos
con los dos coronados.
En 1328, Alfonso IV comenzó la costumbre de
autocoronarse y de tomar él mismo el resto de insignias. El prelado oficiante
solo le ungió e hizo las oraciones sobre las insignias.