El sermón en la Iglesia de Durmus Kadir consistió en ir recorriendo sus espacios e ir explicando qué era cada parte, cada cosa que había sobrevivido. En la foto aparezco subido a la mitad de las escaleras del ambón. No subí hasta arriba porque no había una "valla" que me protegiera de una posible caída. Quizá la hubo antiguamente, pero ya no quedaba si la hubo.
En la misa me acompañaba un sacerdote mexicano, el padre
Humberto. Durante todo el viaje y todas las misas, él estaba a mi lado. Unas
veces predicaba él, otras yo. Unas veces presidía uno; otras veces, el otro.
Hicimos noche en un hotel situado más hacia el oeste.
Cada día hacíamos varias horas de autobús para ir recorriendo el interior de
Turquía de este a oeste.
Seguirá mañana.