Bueno, ya que he hecho un recorrido tan detallado, voy
a hacer algunas añadiduras para completar todo. De niño nunca me gustaron los
cuentos troquelados. Sus historias sobre Pulgarcito, los Tres Cerditos o
Blancanieves no suscitaban en mí ningún interés. Incluso sus dibujos me dejaban
indiferente.
Conocí la época en que se vendía el TBO y el menos
conocido DDT. Pero incluso a mis seis años esos tebeos me parecían muy
anticuados y primitivos. Nunca me aficioné a ellos, aunque si caían en mis
manos, por supuesto, no dejaba de leerlos desde la primera página a la última.
A mis doce años sí que me gustaban los tebeos de Los
Pitufos, mi favorito fue Su Pitufísima. Tuve dos números dedicados
enteramente a Trece Rue del Percebe. Los españoles de mi edad sabrán qué eran
aquellas sorprendentes viñetas. También tuve un número dedicado a la Familia Cebolleta.
Por supuesto que pasaron por mis manos muchos más comics de los cuales solo mencionaré
unos pocos: la serie de Mazinger Z, la serie de Pulgarcito, la Guerra de las
Galaxias, Carpanta y otros.
En esa época había comics para chicas. Hojeé los de
mis primas, pero aquello era soporífero. No sé ahora, pero en mi juventud a las
chicas no les gustaban los comics, era algo solo de chicos, como los
videojuegos; no sé si ahora es igual.