Como
ya advirtió Niulka, la novela sobre el exilio de los judíos se está alargando;
gozosamente se está alargando.
Varias
cosas me llaman la atención de este mundo en el que me estoy sumergiendo si lo
comparamos con mi novela Cuando amanezca la ira.
La
primera es que el Egipto faraónico era una realidad más compacta, más orgánica. La realidad de los tres reinos mesopotámicos de la época de
Jeremías y Daniel es mucho más diversa. Para empezar, son tres reinos bastante
distintos que se suceden, nada que ver con un simple cambio de dinastía como en
Egipto. Las realidades que compusieron aquel Egipto eran mucho más uniformes. El
Poder en Mesopotamia es algo mucho más heterogéneo, menos cohesionado.
El
segundo aspecto que me ha sorprendido es lo bien que se puede llegar a conocer
la época de esplendor egipcio. Los artículos, los libros, son sensacionales a
la hora de presentar un cuadro completo. Por muy misteriosa que sea esa civilización,
tenemos el cuadro completo.
Mientras
que en Mesopotamia vemos el cuadro de una sociedad con muchos más vacíos, con
muchos más espacios oscuros. Soy consciente de que si esto lo lee un experto,
me dirá que es porque no lo conozco. Y tendría razón en decir que soy un
aficionado. Ahora bien, si comparamos el inmenso volumen de literatura histórica,
sociológica, económica de ambas sociedades tengo esa sensación: que en la
balanza, la sociedad egipcia queda mejor dibujada en todos sus contornos y
perfiles.
Todos
esos vacíos hay que llenarlos con reconstrucciones plausibles, reconstrucciones
documentadas. No inventa de igual manera el que no conoce bien una civilización
que el que la conoce muy bien.
Por
ejemplo, ¿cómo evolucionó el Templo de Jerusalén desde su construcción hasta la
primera toma de Jerusalén? Estamos hablando de un periodo de tiempo de casi 400
años.
Cuando era seminarista, hubiera contestado que se mantuvo estable puesto que su diseño era un mandato de Dios. Ahora sabemos que ¡hasta el altar fue reemplazado por un altar de estilo asirio! Increíble. ¡Hasta el altar! Esta noticia la ofrece un pequeño recodo del segundo rollo del Libro de Reyes.
Tratar
de imaginar cómo evoluciona arquitectónicamente, a base de ampliaciones, ese
conjunto sacro es una tarea deliciosa, casi suculenta de imaginar.