domingo, enero 31, 2021

Ah, la OMS...

 

El dinero de la OMS no es como el dinero de un equipo de fútbol o de una fundación dedicada a la salvación de obras de arte. El dinero de esa organización pública significa vidas. Pues bien, la directiva de la OMS ha decidido enviar un equipo a Wuhan.

Cualquier virólogo estará de acuerdo en que enviar, un año después, un equipo al mercado de esa ciudad o a su famoso laboratorio es uno de los muchos modos legales que existen en el mundo de gastar decenas de miles de euros. Otros modos que existen son comprar inodoros de oro macizo o usar siempre, en las bebidas, hielo de la Antártida.

Cualquier virólogo que no esté delante de una cámara reconocerá que se podían haber enviado las preguntas por email; y haber hecho nuevas preguntas si las respuestas suscitaban algún interés. Se podían haber pedido los datos que se quisiera durante semanas o meses. ¡Existe el email! (Todavía.)

Pero pensar que un científico chino les iba a ofrecer, cara a cara, cualquier tipo de información que no se la pudiera dar por el conducto oficial de un email es no conocer cómo funcionan las cosas en China. Es desconocer que los científicos chinos también quieren vivir, como los virus. 

Lo tremendo de esta historia es que Tedros Adhanom conoce a los políticos chinos excesivamente bien y mucho antes del coronavirus.

Por bueno que sea un virólogo enviado a China, conocer ciertas cosas requiere un estudio que implica estar sobre el terreno mucho tiempo. Y por supuesto ningún virólogo extranjero va a averiguar nada que no sepan a la perfección los magníficos expertos nativos que llevan allí un año estudiando el tema.

O sea, ¿el viaje no sirve para nada? Exacto, no sirve absolutamente para nada. Lo digo bien alto y bien claro.

Menos mal que no nos costará mucho dinero, ese dinero destinado a salvar vidas. Eso sí, no me queda claro cuántos integran el equipo y he buscado el dato. Pero parece ser, por las fotos de la caravana de coches, que deben ser unas quince personas.

Sueldos: Quince expertos, no cobran como el electricista o el fontanero que viene a casa, cobran un “poquito más”. 

Aviones: No creo que viajen en turista.

Taxis: No basta con dos taxis.

Hoteles: Algo me hace pensar que no van a ir a un hotel sencillito.

Cuarentena: Quince días más días de hotel.

Comidas: toda esta gente come tres veces al día y no van al Burger King.

Son muchos los países que pagan a la OMS sin rechistar. Con lo cual, usted y yo pagamos hasta la lavandería (en el hotel) de toda esta gente.

¿Sabían ustedes que este es el segundo equipo que la OMS ha mandado a China? Pues sí, este es el segundo. Pero es que el primer equipo dio la impresión a los medios de que no sirvió para nada. Impresión completamente falsa: porque el primer equipo sirvió totalmente a los propósitos personales de la directiva de la OMS. Ese propósito, dar la impresión de que se hace algo, es el fin del todas las decenas de miles de euros que se gastarán.

No se preocupen que lo que cueste el envío de este equipo no nos enteraremos en los medios. Y si alguna vez sale alguna cifra en los medios, ya se encargarán de que la cifra real quede repartida en varias partidas.

Pero esto del equipo enviado a Wuhan solo es una gota más en la copa de las insensateces de Tedros. El problema es que ese dinero, justamente ese, debería servir no para forjar millonarios que se jubilen en Suiza, sino para salvar vidas.