domingo, mayo 08, 2022

Catalina la Grande, Andrei el Piadoso, Putin el Rencorosillo

 

Estas pasadas semanas he escuchado frases como hay que enseñarle a Putin que..., Putin tiene que aceptar que... Profundo error. El intoxicado por el poder absoluto nunca va a comprender nada, nunca va a aceptar nada. Cualquier cosa que se haga por parte de los defensores de la libertad (la libertad de millones de yoes frente a un solo yo) debe partir de la seguridad de que este tipo de agujeros negros hace mucho que no se mueven por criterios de racionalidad.

Al que ha empezado esta guerra de Ucrania para nada, sin ningún beneficio, por ninguna razón (verdadera), le pueden ocurrir muchas cosas, pero no un ataque de racionalidad. Dentro de esa cabeza pueden suceder muchas cosas a partir de ahora, pero no que sobrevenga la sensatez.

De ahí que las medidas que tome la Unión Europea no deben ir encaminadas hacia la pedagogía. Desde el principio dije que a Putin hay que tratarle como a un loco. No está loco, no padece ninguna patología. Pero cuando uno llega a ese nivel de maldad, las acciones son las propias de un enajenado.

Ayer fui invitado a la misa y al banquete de primera comunión de la hija de una familia amiga. El restaurante estaba en un rascacielos. Cuando mirábamos por las cristaleras, la vista era impresionante. Creo que era el piso 29.

Hicieron fotos. Pero mejor no os las pongo. Aparezco haciendo tonterías con un globo, señalando como Cristóbal Colón hacia el horizonte frente a una ventana...