martes, mayo 17, 2022

La tiara papal (2ª parte)

 

Esto sí que es un impresionantemente bello retrato de tres hermanas. 

En mi opinión tres son las dimensiones en las que el papa es supremo y que por tanto estarían expresadas en esas tres coronas:

—Sumo pontífice: Tiene el más alto sacerdocio. Sacramentalmente es obispo. Pero dentro de ese tercer orden ejerce el más alto rango entre los pontífices (obispos) del mundo.

—Supervisor de los maestros de la teología: Prefiero esta expresión a la de “maestro de maestros”. Porque la segunda expresión podría ofrecer la sensación de que sabe más que los maestros. Mientras que la formulación que ofrezco expresa de forma más específica su suprema función, sean cuales sean sus capacidades personales. Es decir, aunque sepa menos teología, él es el encargado de supervisar a los maestros de la teología. Alguien puede seguir insistiendo en que la palabra maestro está bien, pero recordemos que a lo largo de la historia no pocos papas (con poco bagaje teológico) han supervisado la teología tras escuchar a los verdaderos maestros, peritos y sabios. Aunque llamarle “maestro de maestros” no es incorrecto, considero que es más adecuada a la especificidad de su función la expresión “supervisor de maestros”. Y no un supervisor más, sino el supervisor supremo.

En una primera redacción escribí “maestros de la fe”. Pero me parece más adecuado no restringir el título a lo directamente referente a la fe, puesto que, al fin y al cabo, supervisa la teología. Las intervenciones papales a lo largo de la historia no han tenido que ver solo con la mera expresión de la fe, sino que con la teología que se ramifica desde la teología. Aunque la primera expresión “maestros de la fe” no sea incorrecta. Pero no pocas intervenciones papales se alejan de una primaria y directa expresión de la fe, para internarse en la región de la teología. Por ejemplo, cuando León XIII habló de la cuestión social, habló como maestro (verdadero maestro, no mero supervisor), pero la cuestión no era una mera expresión de la fe, sino verdades que se derivaban de la fe.

Llamarle supervisor no significa que no pueda ejercer como maestro. Muchísimos papas han ejercido como tales y de forma eminente. Pero lo específico de su corona es ejercer esa supervisión. Ser o no un gran maestro de teología no necesariamente se dará en todos los casos, sino que será más una característica personal.

—Pastor supremo: Con ello se expresa su jurisdicción suprema, no ya como maestro o sacerdote, sino como pastor, como el que manda y ordena.

 

El orden de importancia de estas tres funciones creo que es el expresado. Lo más sagrado para cualquier ser humano es cumplir las funciones del sacerdocio, las funciones de adoración ante Dios en nombre de la comunidad, de la diócesis o del rebaño universal. Después de una función tan sagrada viene la defensa de la verdad. Una cosa es investigar la verdad y otra oficiar ante Dios. Y, por último, como consecuencia de esa verdad, la potestad de jurisdicción. El gobierno depende de la verdad y no al revés. El pastoreo del sacerdocio depende de la verdad y no al revés.

Pienso que la primera y más alta corona es la del sacerdocio, la segunda es la de la verdad y la tercera es la del pastoreo. Sacerdote, maestro y pastor es una formulación resumida que requiere de los matices expresados.