sábado, febrero 27, 2021

Hoy solo quería alegraros la vista





Hay una cosa que he escuchado no pocas veces que es profundamente inmoral. Y es cuando, en España, se acusa al gobierno y al presidente de ser culpables de tantos o cuantos millares de muertes por el coronavirus a causa de las decisiones tomadas.

Eso, como sacerdote, debo decir que es una afirmación inmoral. Por supuesto que se podrían haber tomado otras decisiones. Por supuesto que, cuando se toman decisiones, unas son mejores que otras. Pero hay que dar por supuesto la buena voluntad de los que nos gobiernan. No tengo la menor duda de que hicieron lo que creyeron que era mejor.

No voy a entrar a analizar hechos concretos, me limito a dar un juicio general de tipo moral.

Dígase lo mismo del virólogo que sale a dar las ruedas de prensa, Fernando Simón. He escuchado las mayores barbaridades acerca de él. Pero yo solo veo un hombre honesto que hace su trabajo. Que se pueden buscar en la hemeroteca declaraciones aparentemente equivocadas, pues sí. Si se descontextualiza una frase, por supuesto, que aislada es un error. Él ha intentado decir la verdad, pero tratando de tranquilizar.

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Estoy seguro de que algunos lectores de otros países habréis experimentado esta misma dinámica de odio hacia el gobernante cuando hay muchos muertos. Este deseo innato de culpabilizar a alguien cuando hay un desastre. Hay que resistir esa tendencia.

No estoy diciendo que, en todos los países, todo se haya hecho bien. Seguro que ha habido gobernantes que hayan manifestado de forma especial su incapacidad y hasta su deshonestidad. Pero hay que tener cuidado porque la ladera inclinada empuja hacia aversiones irracionales.