Hoy me he enterado de que el presidente Bukele, hace pocos días, ha
aprobado una ley por la que el Bitcoin es moneda de curso legal en El Salvador
y que nadie (con alguna pequeña salvedad) se podrá negar a recibir bitcoins
como pago por sus transacciones. Impresionante. Me he quedado de piedra. Bukele
se calificó como de izquierda radical y su deriva ha ido hacia el autoritarismo.
Compadezco a El Salvador.
¡Pero si el bitcoin no es una moneda! Es solo un producto financiero. Pero
un producto financiero no normal, sino una mera burbuja especulativa. Es decir,
no tiene nada dentro, solo aire.
Algunos que no saben repiten que las monedas de los Estados son igual. Se equivocan.
Eso es tan tonto como afirmar que un sello no vale nada porque es un papel con
dibujitos. El sello vale porque tiene al sistema postal detrás. Una moneda vale
porque tiene al Estado detrás y es el Banco Central el que se encarga de que
esa moneda sea estable, segura y se pueda confiar en ella. Una moneda vale
porque el Estado sale garante de esa moneda. Del mismo modo que un cartel de la
fachada de una casa que dice “Esta casa está protegida por la compañía tal de seguridad”
vale algo, más o menos, porque detrás hay una compañía.
Es una explicación simplista para no entrar en tecnicismos, pero no es
verdad que una moneda no valga nada, vale lo que vale el Estado que la
respalda. El bitcoin no tiene detrás a ningún Estado, solo a intereses
particulares de individuos anónimos que, por supuesto, abandonarán el barco si
en algún momento ven que ya no les va a producir beneficios. Serían tontos si
no lo hicieran. Se metieron en esto para sacar beneficios y se saldrán en
cuanto eso no sea así. ¿Comenzáis a ver la diferencia entre el dólar y el euro,
y el bitcoin y el “la libra de la República Imaginaria de Yucuyucru”?
Las razones por las que una moneda vale y el bitcoin es una simple burbuja
especulativa son muchas, pero no las voy a explicar a aquí. Cualquier
economista las conoce. Lo malo de esta burbuja es que cuanto más grande se
haga, cuanto más tarde en explotar, a más gente va a arrastrar. Lo que nunca me
imaginé es que la codicia de una persona embarcara a una nación entera de seis
millones de habitantes.
El Salvador tenía al dólar como moneda de curso legal: una divisa estable y
segura, en la que se podía confiar. ¿Como Bukele ha aprobado que sea
obligatorio aceptar como pago un producto financiero inestable, que no está
respaldado y que se podrá caer del todo hasta llegar a valer cero? Pues
sencillamente lo sospecho, pero no lo digo.
Post data: Cuando veo a ciertos políticos de la
Unión Europa, pienso que no se pueden hacer las cosas peor. Pero me equivoco.
Siempre hay alguno que adelanta por la izquierda a toda velocidad.