En los últimos años he reflex
ionado
mucho sobre el Poder, sobre el Poder Ejecutivo al servicio de los ciudadanos. Me
parece increíble que, en el año 2021, después de todo lo que nos ha enseñado la
historia, el presidente de una nación culta y desarrollada como Rusia use esa
capacidad de obrar que tiene para cosas como acumular fuerzas militares junto a
la frontera de Ucrania.
Con la autoridad se pueden hacer
tantas cosas en bien del Pueblo. Y él decide hacer esto. Como si estuviéramos
en la época de las tribus de los bosquimanos luchando por la influencia sobre
la cuenca de un río. ¡Año 2021!
He escuchado a los que saben de
geopolítica y la amenaza de Putin sobre Ucrania es más seria de lo que parece.
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Preocuparse por aumentar la calidad de vida de los ciudadanos, por su sistema sanitario, por sus vacaciones y cultura... Bah, ¿por qué hacer eso cuando puedes invadir Ucrania?
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Confiemos en que con la vejez la
psicología de Putin no se vuelva más errática e impredecible. Cuando uno ejerce
de matón tantos años, se va generando una poca resistencia a la frustración. La
cantidad de sueños incumplidos de Putin y la mayor contestación interna pueden
animarle a buscar al culpable de todos sus males fuera de las fronteras. Y Putin
es un hombre muy resentido y vengativo.
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Pero, bueno, no todo son malas
noticias. Al menos Xi Jin Pin está dedicando muchos esfuerzos para enseñar a
los católicos de China cuál es el verdadero cristianismo. Menos mal que está él
para enseñarnos en qué hemos errado.
Además, el presidente chino tiene
nuevos métodos pedagógicos. Su empeño por la religión es digno de encomio. Y
trae aires nuevos.