Hoy ha sido un día extremadamente
placentero. Me he levantado pronto sin necesidad de poner el reloj, descansado y
dispuesto a emprender varias tareas. No he desayunado, a ver si me quito unos kilos
de encima.
Lo primero de todo he visitado un túnel
cincuenta metros de profundidad. Tengo un amigo que me había dicho si quería
visitar la obra en la que trabaja. He comprobado que no tengo vértigo, porque
el ascensor de una obra no es igual que el ascensor de una casa. La profundidad
a la que descendíamos la veía con mis ojos. Y las trepidaciones y los tumbos
que daba el montacargas en ese túnel no son los de un ascensor de un edificio.
Mi amigo me ha explicado con todo lujo
de detalles técnicos cómo se hace un túnel desde cero; en este caso con el
Sistema Belga. Ha sido un placer escuchar a alguien que lleva años
especializado en ese campo. Había una zona del túnel en que estábamos a una
temperatura confortable, a pesar de que hoy ha sido un día siberiano en Madrid;
pero había otra zona en la que uno se quedaba helado en medio minuto.
Después he ido a la boda de un buen
amigo mío que se casaba con una taiwanesa. Como ni ella ni sus compatriotas sabían
español, buena parte del sermón ha sido en inglés, intercalando varias frases
en chino. Ayer ensayé la pronunciación. El chino al que llamé me aseguró que me
entendía lo que decía, a pesar de mi incredulidad.
La pobre novia hoy ha comprobado que
un traje de novia, con tanta seda y telas vaporosas, no abriga nada. No sé cómo
no se ha congelado en esa iglesia sin calefacción. La máxima en Collado-Villalba
era de 9º, pero la iglesia conservaba todo el frío de la noche y el amanecer.
El banquete ha sido una gran
alegría. Los dos esposos son muy religiosos. Al novio lo conozco desde hace
muchos años. A un lado tenía a la esposa, al otro lado a un químico de Londres.
A la buena comida se ha añadido la buena compañía en la mesa.
Por la noche he tranquilizado a una
persona a la que le había llegado un vídeo que decía cosas horribles del papa. Cuántas
personas me llaman preguntándome todo tipo de cosas. Al próximo que me llame le
diré que el papa planea sacar una bula por la que prohibirá ir al aseo más de
un número determinado de veces por día. Lo malo es que algunos no captarán la
ironía e igual quedan horrorizados.