¡He invadido Georgia, he acabado con
la prensa libre, he bombardeado un hospital, he envenenado con polonio! ¿Se
puede saber qué tengo que hacer para que las tostadas no estén quemadas? Todas
las mañanas la misma discusión.
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Putin con mirada acerada: ¿Entonces
soy yo el culpable?
El psiquiatra balbuceando: Bueno,
verá, me temo que no me ha entendido bien. ¡Mejor dicho, mejor dicho!, no me he
expresado bien.