miércoles, enero 15, 2020

Volvamos a las aguas de la teología



Ayer y hoy he leído unos textos de Rahner y otro de Von Balthasar. Estoy seguro de que el traductor del alemán no entendía lo que leía y si el pensamiento de ambos ya de por sí es complicado, mucho más lo es si el traductor no entiende lo que está traduciendo. Yo ya había oído esta misma crítica de algún profesor de teología, hoy he padecido a los traductores. 

Conociendo, de primera mano, cómo trabajan no pocas editoriales no es de extrañar. La gente piensa que los textos son revisados por varios correctores. La mayoría de las obras no son revisadas ni un por un solo lector antes de su publicación. Lo gracioso es que algunas frases no tenían sentido en español. Había que adivinar cuál era la intención del autor.

Pongo un ejemplo de Von Balthasar. Me he limitado a copiar y pegar:

Después de haber hecho esta rápida composición de
un mensaje más prepascual y otro más postpascual, podemos
decir, resumiendo, a) que los aspectos en los que
supera lo prepascual no puedan ser integrados en un sistema
junto con aquéllos en los que supera lo postpascual, y
b) que el miedo exigido por los primeros textos ante la
posible condena no ha sido superado en manera alguna
por un conocimiento sobre el resultado del juicio.

Obsérvese que la primera frase subordinada —marcada por el “a)”—no tiene correlación temporal. Y en la segunda frase hay que ir adivinando a qué se refiere. Se entiende, pero hay que ir suponiendo.

Es cierto que Rahner y Balthasar son muy profundos. Pero es que el modo en que escriben no ayuda nada. No son nada claros. Se podría haber dicho lo mismo en sus obras sin esas complicaciones que no son de su pensamiento, sino de su expresión.

Ambos hubieran necesitado un colaborador que les indicara que se puede decir lo mismo de forma más transparente. Yo tengo un corrector (más bien diría "colaborador"), argentino, y se lo agradezco al Señor. No voy a decir que se lo agradezco cada día, pero es un tesoro. 

La claridad de expresión es signo de claridad de pensamiento.

Post Data: Me gustaría decir que las aguas de la teología están más tranquilas que las vaticanas. Pero ni una ni otra han estado realmente tranquilas nunca.

Me comentan en Telefónica que ayer no hubo ni un cardenal del planeta Tierra que no llamara a otro purpurado para preguntarle: "¿Has leído las noticias?".

Yo quiero y respeto a los tres. Lo digo totalmente en serio. Lo de ayer fue como han dicho todos los involucrados: un malentendido. Si preguntáis al papa sobre el tema, seguro que dice: "Fue un malentendido".

Eso sí la próxima vez que a mí alguien me pida una colaboración para un libro sobre el demonio, le voy a responder: "¡¡NEIN!!