martes, noviembre 15, 2022

Mañana de retiro espiritual

 

Hoy, los sacerdotes de la diócesis, hemos tenido una mañana de retiro espiritual en el edificio del obispado de Alcalá. Cuánto me edifica ver a todos los sacerdotes reunidos ante el altar con la custodia. Es como si Jesús se reuniera con todos sus apóstoles (enviados) actuales en estas ciudades y pueblos de esta parte de la nación.

Nos ha predicado don Arturo. Lo ha hecho sobre el amor de Dios. Lógico, le pega totalmente. Si alguien es perfecto para hablar de ese tema, es él. Además, es e
l único cura que estoy seguro de que nació sin pecado original. No hay un gramo de malicia en ese cuerpo.

A mí, sin embargo, me pega más hablar del fuego del infierno, e incluso de su azufre.

Las galletas que han puesto abajo para un piscolabis han sido buenas. Por una vez no tengo que quejarme de la calidad. Aunque todos los sacerdotes solo han tomado café, pero el detalle del obispado se ha tenido en cuenta.

Eso sí, el que se ha encargado de la calefacción casi ha sofocado de calor a los más ancianos. La temperatura que hemos soportado al entrar ha sido un acto de crueldad del que no había ninguna necesidad alguna. Yo lo he tomado como el primer acto de penitencia del adviento.

Otro aspecto positivo es que, vistos de espaldas, todos los curas vestían de negro. De frente eran una minoría los que todavía se resisten a las excelencias del clergyman. Y sotanas he visto más que nunca.

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Bueno, mañana tocaré el tema que me ha pedido un comentarista: las razones a favor de celebrar la misa de cara al pueblo. A mí me parece que lo mejor es que coexistan ambas maneras: cara al pueblo y de espaldas al pueblo. Pero por parte de algunos se ha insistido tanto a favor de los argumentos de celebrar de espaldas (y han sido argumentos válidos), que me parece justo valorar las razones que avalan la celebración cara al pueblo.