domingo, diciembre 13, 2020

La luz y las iglesias

 

En mi novela sobre san Pablo, una de las cosas que no iba a aparecer era su hipotético viaje a Hispania. Pero he cambiado de opinión por dos razones:

—La primera razón es que son demasiados los escritores de la época patrística que hablan de ese viaje no como una posibilidad, sino como de algo que se produjo. ¿Bastará citar a Clemente Papa? Su carta está escrita unos veinte años después de la muerte de Pablo. Creo que no es necesario citar a más autores. Ellos sabían que Pablo solo escribió que deseaba ir. Pero esos escritores patrísticos dicen que después se produjo el viaje.

—La segunda razón es que ir a Tarragona desde Roma eran ocho días de navegación. Eso, en relación a cualquier viaje por tierra de los muchísimos que hizo Pablo, era muy poco tiempo.

Para una persona tan lleno de celo como Pablo, poder predicar en el confín del mundo debió ser algo así como un deseo irrefrenable.

................................

Agradeceré a cualquiera que me dé referencias acerca de las comunidades judías hispanas durante el imperio romano. Ya escuché un congreso que, acerca de Pablo y su viaje a Hispania, tuvo lugar en Tarragona hace un par de años.

Alfonso me dio el modo para unir signos con palabras y que no se separen automáticamente al dividir Word por líneas. Este sistema funciona tan bien que, cuando no encuentro algo, os lo pregunto.

................................

Lo del viaje a Hispania de Pablo no ha sido una buena noticia para mi novela, porque mi último volumen de la novela era ya el más largo de todos. Demasiado largo para un volumen, demasiado poco para dividirlo en dos. Pero era de esperar que el volumen relativo a la estancia en Roma tenía que ser algo.

Y os puedo asegurar que no se me ocurre nada de Pablo llegando a Tarragona. Quizá ya es las ganas que tengo de acabar. Le ocurrió lo mismo a Mankiewicz con sus 192 minutos de Cleopatra, más de tres horas.