Hoy he estado
leyendo y viendo algunas imágenes de Idi Amín, el que fue dictador de Uganda
entre 1971 y 1979. Me he puesto a leer acerca de él porque me ha entrado la
curiosidad de saber hasta qué edad vivió. Y resulta que vivió 78 años. Murió en
Arabia Saudita.
Cuando
escribí La decadencia de las columnas jónicas lo hice desde la convicción
de que la democracia es el único muro, la única cadena, la única fuerza, que
puede contener a monstruos como Idi Amín o Maduro. La democracia como “fuerza”.
Idi Amín era
un león rabioso suelto en su país. Era un cocodrilo sangriento y no solo estaba
suelto, sino que tenía todos los poderes. La democracia debe ser reforzada y
vuelta a reforzar. La división de poderes debe ser fortalecida, cada vez más,
de un modo cada vez más blindado.
Cualquier brecha
que realicemos en la muralla de la democracia, puede tener fatales
consecuencias. Si hay división de los tres poderes, no hay nada que temer. Ningún
dictador podrá emerger sin los tres poderes, sin los tres “anillos”. Congresistas,
senadores y jueces deben custodiar su anillo, aun a costa de su propia sangre. De
lo contrario, correrá más sangre.
Si un hombre,
cualquier hombre, se hace con dos anillos, podrá dominar un país: tenga el
congreso y el senado, o el congreso y cúspide de la judicatura. Basta poseer
dos anillos para hacer que una nación se torne un pueblo de esclavos.
Ayer hablaba
de la pobreza, de la división de la sociedad entre dos castas. Nuestros problemas
económicos y sociales tienen una relación directa con las incapacidades de
aquellos puestos al frente para solventarlos. Hay que reformar la democracia. Y,
por supuesto, la solución siempre es: más democracia.
Sí, una democracia
puede ser más democrática o menos democrática, más débil o más fuerte.
Pero tampoco
me enfado: un pueblo moralmente enfermo tenderá a escoger gobernantes
moralmente tarados. Los gobernantes egoístas, mentirosos, codiciosos son malos
administradores, no son eficientes. El sistema no lo es todo.
Hablamos de
muchas cuestiones morales los pastores de la grey. Pero ahora que, en España,
hay todo un asalto de las izquierdas al Consejo del Poder Judicial, esta no es
una cuestión política, sino moral. Jamás se le hubiera permitido algo parecido
a las derechas. Pero ya se sabe, a las izquierdas... se les permite todo.
No, no es
esta una cuestión política. La defensa de los últimos muros que defienden la
independencia de la judicatura es algo que tiene que ver con la moral. Ya, desde
el comienzo, los que redactaron la constitución española no quisieron hacer
separación de poderes entre el Congreso y el Senado. Podían haberlo hecho, pero
no lo hicieron. Quiero recordar que el PSOE no renunció al marxismo hasta 1979,
en el 28 congreso del partido. Un marxista de esa época no quería ni oír hablar
de un senado realmente independiente. Pero nos quedaba la judicatura. Ahora eso
también va a cambiar. Desgraciadamente, el asalto se ha producido a plena luz
del día y el Pueblo sigue con Operación Triunfo y La isla de los famosos.
En fin, esto
lo digo para los que me leen. Con este Pueblo, la muralla del baluarte judicial
será tomada; es una mera cuestión de tiempo. ¿Pero esto no lo dije hace años? Pues
sí. Pero ahora ya está en los noticiarios el anuncio de ese asalto.
Idi Amín, Maduro
(y Zapatero), los tres anillos, el avance del neoanarquismo... Me recuerda esto
al final de esa maravillosa película titulada Quemar después de leer
cuando el jefe de la CIA acaba con esta pregunta: ¿Qué hemos aprendido,
Palmer?
No, señores,
año 2020: No hemos aprendido nada.