miércoles, junio 10, 2020

La Iglesia de la Pasión (II parte)



En el viacrucis, rezamos e imaginamos las escenas. Estas capillas que propongo permitirían rezar el viacrucis o meditar la Pasión de Cristo pudiendo ver y tocar esos objetos. Objetos que formaron parte de los hechos que meditamos y que, en esta iglesia, serían tangibles.

Lo ideal sería poder tocar el clavo que, verdaderamente, estuvo en contacto con el Cuerpo de Cristo en el Calvario. Pero la réplica permitirá, al menos, poder decir: “Señor, ya que no puedo tocar (o besar) el verdadero clavo, toco (o beso) esta réplica como lo haría con el verdadero”. Cierto que podemos orar solo con la imaginación. Pero la devoción puede excitarse si hay algo concreto que tocar que recuerde lo mejor posible al verdadero clavo, a la verdadera corona de espinas, etc.

Por eso se bendecirían con largas oraciones, repetidas durante una semana. Y no por un sacerdote, sino por un grupo numeroso de sacerdotes. Los cuales pedirían que se convirtieran en objetos que estimulen la devoción. También podrían ungirse con sagrado crisma.

Estas réplicas no estuvieron sobre el Calvario hace 2 000 años, pero se dejarían durante una semana (durante la Semana Santa) sobre el altar donde se celebrará la misa hasta el Jueves Santo: la misa como actualización el Sacrificio del Calvario. Cada día se oraría por esas réplicas, para que Dios las bendijera y santificara.

Esas réplicas de las capillas, después, se podrían no solo ver, sino también tocar. Para que uno, mientras va rezando el viacrucis, pueda tocar el flagelo o la columna donde fue atado.

Estas reliquias se podrían colocar en contacto (reliquias por contacto) sobre el cuerpo incorrupto de algunos santos o sobre iconos que derraman óleo (también lo exuda el cuerpo de san Charbel en el Líbano) o cosas similares que lo bendigan con su contacto para la alta misión para la que van a ser usadas esas réplicas.

Se podría consultar a varios místicos seguros (tipo Madre Teresa de Calcuta cuando vivió) qué más se podría hacer para santificar esos meros objetos materiales. Meros objetos materiales que se convertirán en testimonio tangible de hasta qué punto padeció y nos amó Jesucristo.