Os voy a
contar una historia que parece un cuento, solo que es completamente real. A un
pintor de graffitis (se llamaba David Choe), un joven le encarga que pinte un
mural en la oficina en la que trabajaban. Era en una época llamada año 2005.
Aunque el negocio que habían comenzado esos jovenzuelos le parecía ridículo al
pintor de graffitis, lo cierto es que escogió que le pagaran no en efectivo,
sino en acciones.
A los dueños,
les daba lo mismo darle el dinero en billetes o la misma cantidad en acciones a
la cotización de ese momento. Así que aceptaron. La compañía se llamaba...
Facebook.
Por el precio
de pintar una pared, el valor de esas acciones, hoy día, es de 1000 millones de
dólares. Fin de la historia.
..........................
Cuando David
Choe se despertó, los millones todavía seguían ahí.
Los millones
ResponderEliminarJejeje
Seguimos con esas imágenes que parecen de arte moderno
Un fuerte abrazo...regreso
Millones de abrazos!!!
EliminarO en acciones
Eliminar¡1000 millones! Supongo que no se acostará ni despertará un sólo día sin dar las gracias a los fans de las redes sociales. Una vez leí, aunque a lo mejor es una trola, quién sabe, que el www tiene extrañas concomitancias con el apocalipsis. ¡Vaya usted a saber!
ResponderEliminarhttps://en.wikipedia.org/wiki/Waw_(letter)
Eliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/%F0%90%A4%85
EliminarSí señor, a eso me refería. Muchas gracias por los enlaces :)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarWow! Un post multimillonario!
ResponderEliminarAllí veo a uno de los Gnomos! Me gustaba mucho ese programa.
EliminarCreo que comprarle acciones a karina es una buena idea... así seré yo el millonario aunque no sabría que hacer con ellos...
EliminarLos abogados son buenos para sacarle dinero a la gente...
🤦🏽♀️
Eliminaresos millones siguen allí y creciendo.... 😯
ResponderEliminar...Sueña el rico en su riqueza,
Eliminarque más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;...
Y hay gente que se muere de hambre a la vuelta de la esquina...
Eliminar- Face + book
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EliminarMateo 19, 23-30:
EliminarOs lo repito: es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de los Cielos.
Definitivamente
EliminarY cuando despertó, Jesús le miró y le sonrió.
ResponderEliminarEso está mejor
EliminarY vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe... Ap. 21
EliminarY el dinero que antes parecía real, ahora era humo que salía del gran fuego que los ángeles habían hecho con toda la cizaňa del mundo que ya pasó.
Pues que bueno. La vida es una aventura de decisiones. Hay veces nos equivocamos y nos arrepentimos, pero vaya que cuando acertamos... uffff
ResponderEliminarEl pintor, viendo su sagacidad para los negocios, también se habrá hecho rico jugando en Bolsa.
ResponderEliminar"Por el precio de pintar una pared, el valor de esas acciones, hoy día, es de 1000 millones de dólares. Fin de la historia."
ResponderEliminarDefinitivamente conviene empapelar.
Hoy voy a recomendar un blog como el del padre, pero sobre temas de la Iglesia:
ResponderEliminarhttps://teologiaparamillennials.com/
El padre Fortea y el padre Mario (así se llama el dueño del blog) se llevarían muy bien...
Gracias!
EliminarRiqueza o pobreza, salud o enfermedad, sea lo que Dios quiera.
ResponderEliminarFeliz Domingo 💐
ResponderEliminar"Cuando David Choe se despertó, los millones todavía seguían ahí."
ResponderEliminarJajajaja me encantó ese final.
Admiro a los buenos pintores, una de ellas, Akiane Kramarik, pinta como si fuera un ángel en vez de mujer.
ResponderEliminarCuando despertó los amigos(perdidos) todavía estaban allí.
ResponderEliminarSe os echa en falta
EliminarIntegrismo e intolerancia en La Iglesia
ResponderEliminarde Juan María Laboa
El integrismo, cuando no ha sido controlado, ha sido y sigue siendo una actitud bastante espontánea en la sociedad creyente, pero que puede resultar inquietante y deletérea para la vida comunitaria, empobrecedora, disgregadora de la comunión eclesiástica. En estos dos últimos siglos, no pocos obispos, sacerdotes y laicos integristas han debilitado la convivencia gravemente.
Históricamente, la mayoría de los cismas eclesiales se deben a los integristas y, aunque parezca lo contrario, no tanto a los progresistas; aunque no cabe duda de que la intolerancia puede darse con la misma intensidad en un lado y en otro...
En este libro, el sacerdote e historiador Juan María Laboa presenta cómo se ha vivido históricamente el pluralismo sin dañar la comunión. La secularización y el pluralismo han marcado de manera relevante la situación religiosa actual, y este reto afecta también a la identidad cristiana y a la convivencia dentro de la Iglesia. Estudiar y reflexionar sobre el integrismo ayuda a comprender mejor el ayer, el posconcilio y la situación actual.
https://www.ppc-editorial.com/libro/integrismo-e-intolerancia-en-la-iglesia
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEs mucho más sencillo que todo eso, para no ser una fuerza "disgregadora de la comunión eclesiástica", sígase el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, la Escritura toda y el Magisterio bimilenario de la Iglesia. Si se sale de ahí y se inventa doctrinas e interpretaciones marxistas de ello, entonces no estamos hablando de la Iglesia Católica fundada por Jesucristo sino de otra cosa. No se puede estar en misa y repicando.
EliminarSin embargo la iglesia ortodoxa ha sabido conservar la pureza de la doctrina.
EliminarLos protestantes han acabado creando un circo de distintas iglesias cada vez más lejos de la realidad objetiva que creían los cristianos del siglo I .
¿Y qué va a hacer con tanto dinero?
ResponderEliminarHubiera sido mejor que con ese trabajo hubiese comprado acciones del Reino y ahora sería rico, como dice san Pablo, la representación de este mundo se acaba.
Por otro lado, el dinero hay que saberlo gestionar mentalmente y no todo el puede o sabe. Muchas veces, lo que a nosotros nos parecen bienes, no son bienes sino males. En sí el dinero no sólo no es malo sino que es necesario, como todo depende del uso que le damos, pero sobre todo depende del efecto que tiene dentro de la persona. Creo que en general, para la mayor parte de las personas, una cantidad elevada de dinero no es un bien deseable.
referente al dinero, no todo el mundo puede o sabe gestionar mentalmente cantidades importantes de dinero, y lo que en principio es un bien en sí mismo, puede ser un mal.
ResponderEliminarEs importante que rumiemos dentro de nosotros mismos que a este mundo no hemos venido para quedarnos y algún día habrá que hacer las maletas y partir. Esto es importante que lo rumiemos muchas veces al día y todos los días, para que hagamos todo lo que está en nuestras manos, para no poner nuestra valiosísima alma en bienes efímeros, y que no nos podemos llevar en el último viaje de nuestra vida.
ResponderEliminarAMEN
EliminarBueno, no simpatizo con los que se dedican a poner palabras o pintar en las paredes. Así de torcido debe de andar el mundo, cuando uno de estos se vuelve multimillonario. A mí me gusta ver las fachadas tal y como están, y a estos grafiteros que las estropean, deberían de ponerles a limpiar grafittis. ¿Le sentaría a Vd. bien que pusieran en su iglesia VIP Satan? ¿A que no?...
ResponderEliminarHomilía del Papa Francisco en el Domingo de Ramos 2021
ResponderEliminarJesús nos sorprende desde el primer momento. Su gente lo acoge con solemnidad, pero Él entra en Jerusalén sobre un humilde burrito. La gente espera para la Pascua al libertador poderoso, pero Jesús viene para cumplir la Pascua con su sacrificio. Su gente espera celebrar la victoria sobre los romanos con la espada, pero Jesús viene a celebrar la victoria de Dios con la cruz. ¿Qué le sucedió a aquella gente, que en pocos días pasó de aclamar con hosannas a Jesús a gritar “crucifícalo”? ¿Qué sucedió?
En realidad, aquellas personas seguían más una imagen del Mesías, que al Mesías real. Seguían una imagen, no al Mesías. Admiraban a Jesús, pero no estaban dispuestas a dejarse sorprender por Él. El asombro es distinto de la simple admiración. La admiración puede ser mundana, porque busca los gustos y las expectativas de cada uno; en cambio, el asombro permanece abierto al otro, a su novedad. También hoy hay muchos que admiran a Jesús, porque habló bien, porque amó y perdonó, porque su ejemplo cambió la historia. Lo admiran, pero sus vidas no cambian. Porque admirar a Jesús no es suficiente. Es necesario seguir su camino, dejarse cuestionar por Él, pasar de la admiración al asombro.
¿Y qué es lo que más sorprende del Señor y de su Pascua? El hecho de que Él llegue a la gloria por el camino de la humillación. Él triunfa acogiendo el dolor y la muerte, que nosotros, rehenes de la admiración y del éxito, evitaríamos. Jesús, en cambio —nos dice san Pablo—, «se despojó de sí mismo, [...] se humilló a sí mismo» (Flp 2,7.8). Sorprende ver al Omnipotente reducido a nada. Verlo a Él, la Palabra que sabe todo, enseñarnos en silencio desde la cátedra de la cruz. Ver al rey de reyes que tiene por trono un patíbulo. Ver al Dios del universo despojado de todo. Verlo coronado de espinas y no de gloria. Verlo a Él, la bondad en persona, que es insultado y pisoteado. ¿Por qué toda esta humillación? Señor, ¿por qué dejaste que te hicieran todo esto? Y esta pregunta nos asombra.
Lo hizo por nosotros, para tocar lo más íntimo de nuestra realidad humana, para experimentar toda nuestra existencia, todo nuestro mal. Para acercarse a nosotros y no dejarnos solos en el dolor y en la muerte. Para recuperarnos, para salvarnos. Jesús subió a la cruz para descender a nuestro sufrimiento. Probó nuestros peores estados de ánimo: el fracaso, el rechazo de todos, la traición de quien le quiere e, incluso, el abandono de Dios. Experimentó en su propia carne nuestras contradicciones más dolorosas, y así las redimió, las transformó. Su amor se acerca a nuestra fragilidad, llega hasta donde nosotros sentimos más vergüenza. Y ahora sabemos que no estamos solos. Dios está con nosotros en cada herida, en cada miedo. Ningún mal, ningún pecado tiene la última palabra. Dios vence, pero la palma de la victoria pasa por el madero de la cruz. Por eso las palmas y la cruz están juntas.
Pidamos la gracia del estupor. La vida cristiana, sin asombro, es monótona. ¿Cómo se puede testimoniar la alegría de haber encontrado a Jesús, si no nos dejamos sorprender cada día por su amor admirable, que nos perdona y nos hace comenzar de nuevo? Si la fe pierde su capacidad de sorprenderse se queda sorda, ya no siente la maravilla de la gracia, ya no experimenta el gusto del Pan de vida y de la Palabra, ya no percibe la belleza de los hermanos y el don de la creación. Y no tiene otra alternativa que refugiarse en el legalismo, en el clericalismo, en todas estas cosas que Jesús condena en el capítulo 23 de Mateo.
SIGUE
CONTINÚA
EliminarEn esta Semana Santa, levantemos nuestra mirada hacia la cruz para recibir la gracia del estupor. San Francisco de Asís, mirando al Crucificado, se asombraba de que sus frailes no llorasen. Y nosotros, ¿somos capaces todavía de dejarnos conmover por el amor de Dios? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de asombrarnos ante él? Tal vez porque nuestra fe ha sido corroída por la costumbre. Tal vez porque permanecemos encerrados en nuestros remordimientos y nos dejamos paralizar por nuestras frustraciones. Tal vez porque hemos perdido la confianza en todo y nos creemos incluso fracasados. Pero detrás de todos estos “tal vez” está el hecho de que no nos hemos abierto al don del Espíritu, que es Aquel que nos da la gracia del estupor.
Volvamos a comenzar desde el asombro; miremos al Crucificado y digámosle: “Señor, ¡cuánto me amas, qué valioso soy para Ti!”. Dejémonos sorprender por Jesús para volver a vivir, porque la grandeza de la vida no está en tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados. Esta es la grandeza de la vida descubrirse amados y la grandeza de la vida está en la belleza de amar. En el Crucificado vemos a Dios humillado, al Omnipotente reducido a un despojo. Y con la gracia del estupor entendemos que, acogiendo a quien es descartado, acercándonos a quien es humillado por la vida, amamos a Jesús. Porque Él está allí, en los últimos, en los rechazados, en aquellos que nuestra cultura farisea condena.
Hoy el Evangelio nos muestra, justo después de la muerte de Jesús, la imagen más hermosa del estupor. Es la escena del centurión que, al verlo «expirar así, exclamó: “¡Realmente este hombre era Hijo de Dios!”» (Mc 15,39). Se dejó asombrar por el amor. ¿Cómo había visto morir a Jesús? Lo había visto morir amando, y esto lo asombró. Sufría, estaba agotado, pero seguía amando. Esto es el estupor ante Dios, quien sabe llenar de amor incluso el momento de la muerte. En este amor gratuito y sin precedentes, el centurión, un pagano, encuentra a Dios. ¡Realmente este hombre era Hijo de Dios! Su frase ratifica la Pasión. Muchos antes de él en el Evangelio, admirando a Jesús por sus milagros y prodigios, lo habían reconocido como Hijo de Dios, pero Cristo mismo los había mandado callar, porque existía el riesgo de quedarse en la admiración mundana, en la idea de un Dios que había que adorar y temer en cuanto potente y terrible. Ahora ya no, ante la cruz no hay lugar a malas interpretaciones. Dios se ha revelado y reina sólo con la fuerza desarmada y desarmante del amor.
Hermanos y hermanas, hoy Dios continúa sorprendiendo nuestra mente y nuestro corazón. Dejemos que este estupor nos invada, miremos al Crucificado y digámosle también nosotros: “Realmente eres el Hijo de Dios. Tú eres mi Dios”.
Padre Fortea, escriba algo sobre el encallamiento del portacontenedores Ever Given en el canal de Suez. Algo serio, porque la cosa no tiene gracia. También podríamos iniciar una suscripción para ampliar y mejorar este canal que ya se está quedando un pelín anticuado. Habría que poner enormes diques de hormigón en las orillas, protegidos con neumáticos de camión muy fuertes para que los buques no encallen en la arena. Seguro que a usted se le ocurren ideas diez mil veces mejores.
ResponderEliminarY las tormentas de arena, lo mejor es prohibirlas porque la arena se metió en la maquinaria del buque y paralizó los motores, de manera que les fue imposible maniobrar para evitar el encallamiento.
EliminarUsted lo verá más como cosa del Apocalipsis y de la ira del Cordero, pero un servidor, como pecador convicto y confeso, lo ve más a ras de tierra y busca soluciones prácticas.
EliminarPara disminuir la arena, quizá poner vegetación autóctona como hicieron en China para fijar dunas:
Eliminarhttps://cdn.downtoearth.org.in/library/large/2019-09-05/0.98264500_1567674006_china1-alok.jpg
https://cdni.rt.com/actualidad/public_images/2020.05/thumbnail/5ec410b5e9ff7167b1681209.jpg
Es una buena idea, pero Egipto es mucho más desértico que China.
EliminarDomingo de Ramos
ResponderEliminar🌿🌿🌿🌿🍃🍃🍃🌿🌿🌿🍃🌿🌿
A partir de cierta cantidad de dinero, que tampoco es mucha, todo es más o menos igual. Un coche algo mejor, una chalet algo más grande... pero no hay mucha diferencia entre una casa de 200 m2 y una de 400 m2, o entre un SL y un Veyron. A partir de cierto nivel, es todo lo mismo, lo único que cambia es el morbo, y el insano afán de ser superior a otros especímenes, y el poder decirle, con ciertas actitudes snobs (no en lenguaje verbal, se entiende): tengo más que tú. Es una forma grosera de poder, si se quiere, pero convenientemente edulcorada, es el panem nostrum de lo que nos rodea habitualmente. 🐱🐷🐎
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=UunmPOtq-NE
EliminarQueridos y queridas, pido por favor, Orar a Nuestro Amado Jesús y a Nuestra Señora, a la Santísima Providencia, por mi salud, que anda enredadita, ando haciendo esfuerzos para cuidarme más. Todo depende de El. Gracias.
ResponderEliminarTe encomiendo, Bea! 🙏🏽
EliminarGracias Karina. Dios te pague.
ResponderEliminar¡Qué gracioso ese gnomo en skate!
ResponderEliminarMe encantan los graffitis.
En donde vivo no hay muchos, quisiera que hubiera más graffitis que rompieran la monotonía de ciudad gris..