Qué gran retrato, por eso he puesto esta imagen. Soy muy
cinéfilo, pero no me gustan las películas del oeste (los westerns), de
terror (me aburren), las de combates personales (sean del tipo que sean), las bélicas.
Tampoco me gustan las que tienen guiones previsibles: madre que lucha por sacar
a su hija durante la hora y media de la película y lo logra; pareja de
enamorados que tras pasar por varias crisis acaban reencontrando su amor. Sean dramas
personales, historias de autosuperación, marginado que logra el reconocimiento
final, son películas que me aburren con solo escuchar el título.
Siento
atracción por las películas de gran presupuesto que recrean una época. Me gustan
las historias que involucran reyes y tronos, grandes cortes perfectamente
recreadas. Las batallas me aburren, pero las batallas conspirativas de una
corte me gustan. Me gustan películas del tipo El Topo (de espionaje),
Historia de una geisha (trata de
una geisha), La favorita, Lo que queda del día, Nixon (de
Oliver Stone). El gran cine político que trata de grandes conspiraciones (pero
que sean realistas) o de juicios (La Amistad) me gusta.
La última que
he visto Cleopatra ha supuesto recordar mi juventud. Me lo he pasado muy
bien. En mi adolescencia, me entusiasmó, era la época en que estaba leyendo Historia
de Roma de Indro Montanelli. Ahora veo los defectos de la cinta y me doy
cuenta de que ni todo el dinero de un estudio puede crear un guion genial.
.....................................
Biden sigue hablando como el presidente de una nación. Trump sigue comportándose como un ridículo millonario caprichoso.
Perder de vista a Trump será una de las grandes alegrías de 2021.
Ahora lamento
que no asista al juramento de Biden, hubiera sido el escenario perfecto para
que hiciera alguna actuación final.