Continúo con el post de
ayer. Es cierto que la cuota de los laicos podría pagar todos los gastos del
club. Pero el criterio sería limitar el número de laicos a un cierto número,
para que cada día (salvo el fin de semana) como máximo haya presentes un número igual de laicos que de clérigos.
Se podría ir aumentando el número socios laicos hasta que la afluencia de ambos
grupos se iguale.
Una vez que se alcance
ese número adecuado, se trataría de elevar la cuota mensual hasta llegar al
techo de dinero que se puede pedir razonablemente para que no baje ese número.
Hay que tener en cuenta que este club, sin duda, se convertiría en el más conocido de la ciudad. Sería considerado un
club simpático al que a muchos le haría gracia pertenecer.
Si vas a un club de
clérigos, a la gente le gustaría charlar con los socios, tomar algo con ellos. Además,
a los socios se les indicaría, al ingresar, que con toda libertad saluden y
charlen con los sacerdotes presentes, que les pregunten si pueden sentarse con
ellos y hablar. Las reglas peculiares del club también les resultarían originales
a los socios laicos. Sin duda que siendo, en esencia, un club clerical tendrá
que haber reglas peculiares.
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Los miembros natos del
club serían todos los sacerdotes seculares y regulares. Los religiosos poco uso
harían del club porque viven en comunidad. Pero si un jesuita o un dominico o
un escolapio (o cualquier religioso) tuviera allí amigos y se sintiera a gusto,
por supuesto que podría ir cuantas veces quisiera. El club es para el clero
diocesano, sean seculares o religiosos. Los religiosos también forman parte del
clero de la diócesis. Se podría discutir si seminaristas y profesos temporales
pueden tener acceso franco. En principio el criterio debe ser el de apertura.
El club tendría los
siguientes tipos de miembros y de huéspedes:
-Natos:
clero secular y regular de la diócesis
-Numerarios: Aquellos
laicos que entran en el número de los que pueden entrar, pero pagando cuota.
Solo se podrá acceder por invitación del mismo club tras revisar todas las
solicitudes, pues el número de plazas es limitado. Esta limitación es necesaria
para que el club no pierda su esencia.
-Honoríficos: Laicos
de tal prestigio que honren al club con su presencia. Habrá un número fijo de
miembros honoríficos. Una tercera parte de los miembros numerarios. Los
miembros honoríficos los escogerá la junta de gobierno por votación.
-Invitados:
Los que están de paso bien porque sean clérigos de otras diócesis o de otras
confesiones, así como los invitados por un miembro del club
Por si alguien piensa que
este proyecto es irrealizable, hay que recordar que en la archidiócesis de
Madrid, hay 1200 sacerdotes seculares y 1400 regulares.