viernes, abril 28, 2023

A vueltas con la pesadilla hecha realidad

 

Luis hizo este comentario ayer que me abrió los ojos:

Me encanta ver la pasión del padre en una verdadera lucha para conciliar la bondad de Dios con la existencia del Infierno.

Es cierto, es cierto. Ha expresado con economía de palabras lo que ha sucedido en mi alma desde los comienzos de mi fe. Y no solo con el tema del infierno, aunque el asunto de la condenación eterna se lleva la palma de todos los asuntos en que he tratado (y todos hemos tratado) de conciliar ambas cosas: la bondad y la dureza.

Creo en el dogma de la Iglesia sobre el infierno, creo en cada versículo de la Sagrada Escritura, pero tantas veces, en mi alma, he sentido la lucha de Jacob con el ángel.

Después de tantos años, estoy seguro: todo lo que enseña la Iglesia es verdad, todo lo que enseña la biblia es verdad. Ahora bien, podemos conciliar el dogma con la bondad sin que por ello salga resentida la verdad.

Podemos emplear toda la bondad posible, mientras no nos salgamos de la fórmula del dogma. ¿Hará Dios lo mismo? ¿No estaré excediéndome? Sin ninguna duda, no. Seguro que Dios usa de la máxima bondad, misericordia, compasión que le es posible sin romper principios que conoceremos en su momento y que veremos que eran muros infranqueables. Ese gran muro es la libertad humana para resistirse de un modo definitivo.