¿Le da lo mismo a un alma del cielo lo que ocurra con sus
restos mortales en la tierra? Pues pienso que a las almas bienaventuradas les
gusta, de tanto en tanto, echar una mirada, desde lo alto, hacia el lugar donde
descansa lo que queda de su cuerpo.
Ya sé que son individuos centrados en Dios, despegados
de toda vanidad. Y, sin embargo, considero que les gusta ver que su lápida permanece,
que el cementerio es bonito y está limpio.
Ciertamente, también ellas tienen su corazoncito. Y
prefieren que la lápida con su nombre no se rompa ni que el cementerio esté
sucio. Además, seguro que prefieren que el cementerio no sea un lugar tétrico,
sino un sitio que respire belleza y esperanza.
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La política española explicada en un minuto: