Hoy estoy muchísimo
mejor: sin fiebre, apenas toso. Gracias a Dios. Aunque, sinceramente, os agradezco
las oraciones de todos. En el cielo sabré cuánto le debo de agradecimiento a
cada uno.
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Hoy he descubierto que el
Ave María de Gounod se basa en este preludio de Bach (BWV 846):
https://www.youtube.com/watch?v=xCqWH9bKzQE
Bueno, decir “se basa” es
ser generosos. Gounod se limitó a poner la letra.
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Bach era maravilloso al
poner títulos a sus obras. Por ejemplo, Mundo falso, ya no confío en ti
(BWV 52) o “Llorando, lamentando, preocupándome, temiendo” (BWV 12). En Bach
los títulos ofrecen una información siempre valiosísima para escuchar su música.
Escuchar la BWV 174 sin saber nada y después escucharla sabiendo que el título
es Jesús sigue siendo mi alegría cambia radicalmente la escucha.
Seguro que hubo feligreses
de Leipzig que no se perdieron sus obras domingo tras domingo. Sin duda tuvo
sus admiradores entusiastas, varones y mujeres fieles que valoraban su música. Seguro
que hubo hombres sencillos que no sabían mucho de música, pero que sentían que
su música les elevaba como ninguna otra. Estoy convencido de que hubo pastores
y hombres muy religiosos que comprendían admirablemente la música de Bach a un
nivel religioso.
Esos admiradores que le
estrechaban la mano con energía, con entusiasmo, que le invitaban a tomar una
cerveza, que le paraban por la calle para repetirle lo que les fascinaban sus partituras
no podían ir más allá de eso. La música de Bach era impagable y él no la
componía por dinero. Necesitaba el dinero para vivir, pero el dinero no era el móvil. ¿La belleza? La música de Bach deja claro que el móvil era Dios. Él no componía por la belleza, sino para Alguien.
Bach tenía que ser muy
consciente del efecto que sus armonías tenían en los que le entendían y
valoraban. También sabía que otros muchos se habían acostumbrado, que preferían
novedades, que les daba un poco lo mismo eso u otro autor. Pero Joham será fiel
a sí mismo. No se traicionará. Alguien que escribe esa música sabe lo que vale.
Seguro que hubo momentos
de lucha, de duda. Alguien como él, sin duda, podría haber intentado otra cosa,
podría haber probado con músicas más ligeras, más populares. Pero fue fiel a su
destino.