sábado, septiembre 19, 2020

Una escena normal en cualquier bosque de España

 


Hoy una interesante conversación telefónica con un amigo de Washington, sobre el tema del pecado original.

Después, otra conversación con un profesor de universidad de Buenos Aires, sobre el purgatorio.

Por la mañana, la alegría de un ratito de charla con un musulmán marroquí en el hospital: ¡Creemos en el único Dios, en el mismo Dios! Ha sido un placer hablar con él. Cuánta alegría he visto en su rostro.

He almorzado un poco de salmón con ajetes y unos cuadrados de chocolate de postre. He bebido un gazpacho de dos tomates durante la comida. Y he tomado unos trocitos de queso danés azúl.

Durante el almuerzo, he acabado de ver el primer capítulo de una hora de duración que muestra Marruecos desde el aire. Una preciosidad de documental. Nunca he estado en territorio marroquí, pero qué belleza de pueblecitos atemporales, de ciudades ancladas en el tiempo. Uno se sumergía en lo que debió ser aquel mundo norteafricano que ha ido desapareciendo.

También he tenido una larga conversación (una hora y cuarto) con una priora, acerca de cuestiones de la vida religiosa y de la Iglesia.

Ha sido un día lleno de interesantes conversaciones. Ahora ya es de noche. Cenaré y descansaré un rato. Trabajaré una hora antes de irme a dormir.