domingo, abril 18, 2021

Ayer escuché una conferencia

 

La foto es la de los emisarios del monarca inglés, rango que continúa vivo en ese reino. He estado escuchando una conferencia sobre la guerra de Alejandro Magno contra Darío. Qué placer es escuchar a alguien que sabe tanto del tema. La daba el profesor Adolfo Domínguez Monedero. Podéis verla en este link:

https://www.youtube.com/watch?v=HcpHnhabp-Q

Escuchar a alguien que sabe, a alguien que domina una materia, es fantástico. El amor al detalle, a la precisión, es algo que admiro en este profesor. Qué curioso, los que más saben siempre suelen ser bastante humildes. Ser profesor de universidad y joven es una tentación de creer que uno sabe más de lo que sabe. El tiempo es el mejor maestro de humildad.

Escuchar a alguien como él es el gozo de sumergirse en el conocimiento de una época, de un mundo. Ese placer existe si el conocimiento es exacto. Querer llenar los huecos con imaginación es engañarse a sí mismo. ¿De qué sirve una conferencia en la que todo lo que uno no sabe se rellena con paja? He visto a profesores jóvenes desconocedores de sus propios límites, que no sabían cuál era la cartografía de sus prejuicios. Y que lo que sabían estaba bañado por la luz de la soberbia. Una luz que, cuanto más intensa, más distorsiona.