lunes, abril 05, 2021

Cuando alguien se convierte en diana móvil de articulistas aficionados

 

Qué bonitas son las fotos de arriba. La sencillez, la bondad. En fin, cambiando de tema, como en la Red continuamente oímos a católicos atacar a Gates, Soros o Biden, me gustaría decir algunas palabras sobre cada uno de ellos por si a alguien le sirven de referencia.

Gates: Una persona que entrega tanto dinero a tan numerosas fundaciones es difícil que alguna de esas organizaciones después no tenga alguna línea de investigación abortiva o con actuaciones contrarias a la moral católica.

No es lo mismo financiar de forma directa al aborto, que financiar a centenares de organizaciones y que unas pocas de ellas tengan ramificaciones con actividades moralmente ilícitas.

Algunas personas me han hecho llegar links de noticias con los cuales pensaban que ya todo estaba claro y que Gates era culpable de las mayores tropelías, de las peores conjuras. Uno de esos links era de un medio que conozco perfectamente (y a su director) y no me fiaría de ese medio ni siquiera si me aseguraran de que en Madrid está lloviendo. De algunos no me fio ni siquiera si toda la noticia que me dan es de si llueve o no. Creo que con eso lo digo todo.

Ser periodista es conocer bien la materia, investigar, discernir. Si ser periodista es ir navegando y recogiendo aquí y allá “cosas”, eso lo hace cualquiera. Además, si cada uno de estos “periodistas” cambia un poco la noticia al redactarla de nuevo, más que nada para que no se note que es un mero “corta y pega”, entonces la noticia original queda olvidada y lo que se propaga es que Bill Gates come niños crudos. No es lo mismo una noticia de unos medios que de otros. Los que suelen hablar de la maldad de Gates no suelen ser más que, en el fondo, artículos de opinión con nulo contenido.

Soros: Del personaje de Soros sé mucho menos. Ahora bien, los que suelen escribir no saben más que yo, eso os lo aseguro. Se limitan a repetir y a repetir lo que han escuchado. Les pondríais en un brete si a la mayoría de ellos les pidierais que dieran alguna prueba de lo que dicen. Al final, con lo único que cuentan es con acumulación de webs “secundarias”, por ser piadoso con ellas.

Acerca de Soros he intentado leer la información más seria, la más fiable. Y no he encontrado nada acerca de las grandes acusaciones que se le hacen.

Ciertamente, es un filántropo de ideas “liberales” o “progresistas” o como se le quiera llamar. Y su fundación da dinero a organizaciones que abiertamente defienden cosas contrarias a la moral católica. Eso resulta indudable. Promociona muchas cosas a favor de lo que podríamos llamar la “línea progresista”.

¿Eso le convierte en un monstruo, en un anticristo, en el gran enemigo de la Iglesia Católica? Mirad, yo no sé mucho acerca de este magnate. Lo que sí que sé es que muchos articulistas católicos aficionados necesitaban un nombre concreto para no seguir hablando de generalidades al escribir sobre el “nuevo orden” y Soros les vino de perlas.

No estoy defendiendo a ese millonario: no sé más que ellos, los que le atacan. Simplemente recuerdo que muchos de los artículos que tratan de él no están escritos, precisamente, por periodistas fiables, sino por aficionados.

Soros es un millonario de ideas progresistas. Hoy por hoy, nadie me ha convencido de más trapos sucios.

Biden: Todos sabemos que es un católico a favor del derecho al aborto. Podemos esperar que bajo su mandato, regresen las ayuda a Planned Parenthood y cosas similares. ¿Eso lo convierte en Hitler? No. No toda persona que sea pro choice, automáticamente, es un ser inicuo y malvado.

¿Veo bien que se ejerza una oposición continua y sin cuartel, durante cuatro años, contra él por ese hecho? No. Creo que, una vez acabadas las elecciones, no hay necesidad de “hacer la guerra continua” contra este tipo de autoridades. Por parte de los obispos, se señalará lo que esté mal cada vez que lo haga o quiera hacerlo, pero el concepto de “oposición continua” creo que no es beneficioso.

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En fin, os he dado mis opiniones sobre tres personas en razón de la justicia. He dicho lo que creo que es justo. La justicia es una virtud. El que sea una virtud en abstracto no significa que yo no me pueda haber equivocado respecto a ellos. Pero he dicho lo que pienso después de haberme informado y haberlo hecho pienso que de un modo razonable.

Los tres son exponentes de ese pensamiento moral comunmente imperante en esta sociedad postcristiana. Pero eso es todo. He escrito sobre el tema porque son más y más lo católicos que se apuntan a cualquier linchamiento público. Sin darse cuenta de que detrás de algunos artículos no hay contenido objetivo, sino opiniones.