He leído vuestros comentarios al
post de ayer. Vamos a ver, por supuesto que, en mi cavilación acerca de con
quién me gustaría cenar, dejé aparte a todo el santoral, no consideré a las
figuras bíblicas y, por motivos de prudencia, descarté a las jerarquías eclesiásticas.
José Francisco con la bondad que le caracteriza
escribió su lista de personas:
Jesús de Nazareth,
Teresita del Niño Jesús y el padre Fortea, claro.
Karina con cierto sentido común, no
exento de femenina malicia, le escribió:
Personas vivas, Ludovico,
kof, kof, perdón, José Francisco.
Y José Francisco con mayor picardía
todavía, escribió:
Bueno, entonces Jesús
de Nazareth, el papa Francisco y el padre Fortea.
Espectómetro intervino:
Si es por esa lógica
entonces Teresita del Niño Jesús también cuenta.
José Francisco desplegó unas muy pertinentes
reflexiones teológicas que pueden ser consultadas en su lugar en los comentarios,
pero que no voy a copiar aquí para no alargar el asunto.
Saltándome varias intervenciones de otros
beneméritos lectores, intervenciones a cada cual más piadosa y más devota,
llegamos a un lector que nos dejó claros sus gustos en su lista:
Fredy Mercury, Camarón
de la Isla, Lady Di.
Tiene todo el derecho a desear cenar
con quien quiera, me parece muy bien. Uno debe ser libre en sus ilusiones. Moisés
de la Llave mostró unos gustos más tradicionales y menos musicales:
Preferiría comer, en
vez de cenar. Elegiría a S.M. el rey Felipe VI, al Cardenal Robert Sarah y a
Conchita González (Garabandal).
Y por supuesto, me
gustaría un picnic con todos los habituales del foro y nuestro querido Padre
Fortea.
No voy a seguir haciendo menciones. Pero
una comentarista tenía razón en que en las listas aparecían pocas mujeres.
Tiene razón. Las mujeres han estado (no por culpa de ellas) muy ausentes del
mundo de la cultura, de la política y de las artes. Pero hago notar que en mi
lista había dos hombres y una mujer, Marguerite Yourcenar. Y ni se me pasó por
la cabeza que había que poner una cuota. Estoy totalmente en contra de las cuotas.
La mujer se abrirá paso en todos los ámbitos por sus propios méritos. Las cuotas
son un remedio que excita aversión precisamente a la presencia de la mujer por
parte de todos aquellos que sean pospuestos en favor de esas cuotas.
En fin, gracias a todos los que me
habéis puesto en las listas. Con José Francisco sí que cené una vez en Alcalá.