En los próximos meses se
publicará el segundo tomo de mi novela sobre san Pablo. ¿Qué título le
propondríais? Os hago esa pregunta porque siempre me soléis aconsejar muy bien.
Y si, finalmente, no escojo un título que propongáis, estoy convencido de que
me vais a dar buenas ideas.
El título verdadero y
auténtico de la obra entera con todas sus partes es Paulus. “El León de
Dios” no forma parte del título, es un subtítulo. Los subtítulos no forman
parte de los títulos. Si se colocan detrás del título (por ejemplo, para
distinguirlos de otra obra), van precedidos de dos puntos. Si forman parte del
título van precedidos de una coma. No es lo mismo Paulus: el León de Dios
que Paulus, el León de Dios. Pero el bloque entero se escribe con cursivas.
Algo lógico para indicar la unidad que forman título y subtítulo.
Ahora bien, al publicarlo
en papel, resultaba evidente la conveniencia de poner un título distintivo a
cada uno de los tres tomos. Eso estaba fuera de toda duda y yo fui el primero
en sugerir que fuera así en las conversaciones preliminares a la firma del
contrato.
Ahora nos encontramos con
la necesidad de un título para el segundo tomo. Sugerid con libertad. Mejor que
sean títulos originales, no cosas del tipo Pablo, el maestro o Pablo,
el gran teólogo. No, que no sean títulos insulsos. Aunque podéis sugerir
más títulos insulsos para alegría del resto de comentaristas. Pablo, el buen
predicador. Ja, ja.