miércoles, julio 12, 2023

Excursiones con curas: una de mis actividades favoritas

 

Aunque he dudado si contarlo, os voy a participar el momento en que todos nos reímos con más ganas ayer. Estaban los curas dentro del simulador de un hidroavión. Yo estaba ya fuera, con otro oficial, con otro cura y el capellán de la base. Ya estaba un poco aburrido mientras los otros seguían apagando fuegos, acercándose a columnas de humo y cosas similares.

En un momento dado, me di cuenta de que la cabina del avión (exactamente igual de tamaño y en todo a la de un hidroavión real) estaba dentro de una semiesfera en la que se proyectaban las imágenes del cielo con los campos abajo.

Advertí de lo que iba a hacer al otro oficial y al capellán, y tras recibir su tácito consentimiento me colé entre el avión y la semiesfera. Comencé a mover los brazos como si fuera un pato que está volando y que se coloca al lado del avión.

Seguí “volando” al lado del avión, graznando, volando con más fuerza para adelantar al avión y colocarme al otro lado. Para, finalmente, estrellarme contra los cristales laterales.

Las risas fueron generales y grandes. La verdad es que, de vez en cuando, me gusta hacer el tonto. Les pregunté si habían visto volar cerca del avión a un pato, pero un cura joven aseguró que solo había visto un cuervo.