Tal como me dijo un
médico amigo, parte de los dos kilos que he perdido durante la fiebre eran por
sudoración. Y tenía razón, porque, comiendo apenas nada, ya he ganado medio kilo
más, que es lo mismo que decir medio litro más.
Pero, bueno, he hecho
propósito de enmendarme y seguir a pie firme el largo camino hacia el peso
ideal. Hoy me he enterado de que en Kenia había una secta que animaba a sus
fieles a ayunar hasta la muerte. Si mi madre se llega a enterar de la
existencia de ese grupo, me envía a hacer allí un retiro espiritual. ¿Qué digo
un retiro? ¡Me encierra en Kenia todo el verano!