He leído todos vuestros
comentarios a la cuestión que planteé ayer. Voy primero con la respuesta del
experto de Derecho Canónico. El cual me dijo que el caso se juzgaría bajo dos
criterios:
♣ la proporcionalidad
♣ la doctrina moral sobre el tiranicidio
Cuando le hice la
pregunta, yo no tenía nada clara la respuesta a la cuestión; pero, al
escucharle, todo quedó claro.
Proporcionalidad:
Sería ilícito que el acto de defensa fuese la muerte si la cantidad pedida es
moderada. Por muy injusto que sea ese “robo”, no se puede matar por una
cantidad pequeña. Ahora bien, si un matón me exige la mitad de mis beneficios y
no tengo la menor duda de que no hacerlo significa mi muerte, entonces sí que
estamos ante un caso claro de legítima defensa ante una amenaza que se va a
prolongar durante años.
Tiranicidio:
La teología ofrece abundantes ejemplos de santos teólogos que argumentaron a
favor de ese tipo de acción, aunque otros autores argumentaron que había que
someterse fuese cual fuese el régimen de abusos. Hoy en día esta segunda
postura no tiene defensores: todo tiene un límite. El derecho a la propia
defensa es un verdadero derecho.
Así que creo que queda
clara la respuesta de la razón frente al abuso de un matón mafioso. Pero repito
que la certeza ante la propia muerte debería estar fuera de toda duda, así como
la imposibilidad de acudir a una autoridad superior.
Por otra parte, una
acción se realiza para obtener un bien. Si resulta claro que un jefe mafioso va
a ser sustituido por su lugarteniente, no sería lícito hacer un acto tan grave
cuando no va suponer mejora alguna.
♣ ♣ ♣
Carlos, en su comentario,
escribía algo que creo que es lo que haría un santo:
Lo
único que se puede hacer es vender todo y huir de esa ciudad. Dejarle la
justicia a Dios que tarde o temprano llega. Tampoco me veo con mis manos
manchadas de sangre bajo ninguna circunstancia que no sea defender a mi familia
de un peligro inmediato. O incluso porque no, en defensa de una persona
vulnerable e inocente si está en mi poder liberarla de las garras de alguien que
atenta contra su vida.
Me parece que da en el
clavo. Es decir, yo he respondido a la pregunta de lo que es lícito; pero al
leer su frase “tampoco me veo con mis manos manchadas de sangre”, entendí que
eso es lo santo.
Como es lógico, hay casos
en que, incluso el hombre más santo, puede verse abocado a tener que defender a
otros con la medida más extrema que es el derramamiento de la sangre del
prójimo. Hasta la justicia humana (tan atada a la letra de la ley) reconoce
este supremo derecho. Ya hablé aquí de la película La Amistad.
♣ ♣ ♣
En el maravilloso discurso de John Quincy Adams ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, en 1841, en el final de esa película, el expresidente y abogado de los prisioneros acaba con un “dadnos el coraje para hacer lo que es correcto. Y si eso significa la guerra civil, que venga la guerra civil”.
https://www.youtube.com/watch?v=B_YYf8Z4b3Q
Sí, hacer lo correcto, lo
recto, lo lícito, puede significar no solo la muerte de don Fanucci, sino tener
que llevar a cabo toda una guerra con cientos de miles de muertos.
Lo recto es lo recto. Y eso
no lo cambiará ninguna ley de censura, ningún presidente de izquierdas, ninguna
manifestación de feministas ultras. Lo recto es lo recto.
El veredicto de Dios, ¡el
de Dios!, es el que realmente importa.
https://www.youtube.com/watch?v=WzCgOrQn0GM
La muerte es horrible, el
derramamiento de sangre repugna al Padre de todos, pero a veces la familia de
Abel debe tomar la espada y gritar: ¡Nunca nos rendiremos!
https://www.youtube.com/watch?v=CXIrnU7Y_RU