jueves, junio 30, 2022

Cuando uno regresa demasiado tarde

 

Esta foto es toda una explicación visual de lo que es el matrimonio. Hoy he ido a una concelebración al primer pueblo en el que fui párroco, Estremera. Ha sido para mí una gran alegría volver a ver a personas que no veía en un cuarto de siglo.

En los pasados años había revisitado dos veces a la parroquia, pero solo había visto a un pequeño número de personas. Hoy estaban casi todos. Monaguillos que eran hombres casados. Jóvenes de veinte años que ahora eran hombres casados, maduros, con hijos.

Me ha dado especial alegría poder decirle a una señora que, en una disputa que tuvimos, ella tenía razón. En esa disputa mi intención era buena: el celo. Pero objetivamente estaba equivocado yo. Pero lo que más me ha alegrado ha sido ver con absoluta seguridad que en su expresión solo había cariño y bondad. Aquel asunto del pasado no había dejado ni un arañazo en la pintura, ni pequeñito.

Cuántos saludos, cuántas caras que yo veía ahora y trataba de recordar, rostros del pasado. El templo estaba esplendoroso, recién reformado, todo perfecto.

Debería haber regresado antes, hace diez años, a una celebración en la que estuviera muy concurrida la iglesia. Si se espera demasiado, uno comprueba que la memoria ya ha erosionado del todo muchos recuerdos. Me ha resultado muy triste, en unos cuantos pocos casos, hacer un gran esfuerzo, pero no acordarme de la persona que tenía delante. Hasta ahora, en casos similares, era cuestión de esforzarse, de rebuscar entre los recuerdos. Pero hoy he comprobado que esa erosión en algunos casos resulta irreversible. 

Bien es cierto, todo hay que decirlo, que estoy hablando de que no me acordaba de personas que únicamente venían los domingos a misa, y aun esto solo me ha pasado con un pequeño número. Del resto me he acordado y lo he hecho muy bien. Me refiero a que la memoria ha recordado a casi todas las personas, aunque el trato fuera muy pequeño. Pero afrontar que había recuerdos, miles de recuerdos, ya perdidos para siempre ha sido un pequeño encontronazo con la realidad de que ya tengo 53 años.