Ayer cené con una familia
(rebosante de niños) y durante la sobremesa probé las gafas. Realmente, para
mí, se trató de una experiencia totalmente nueva. Quedé muy sorprendido. Paseé
entre las órbitas del sistema solar, entré en un templo del sur de Asia, y
jugué a un juego en el que había que atrapar unas figuras de colores.
En mi adolescencia esto
me hubiera entusiasmado. A estas alturas prefiero una taza de té con unos
amigos, charlando reposadamente o jugando una partida de crocquet.