Creo que ya lo dije en otro post hace años. Pero repito la idea porque considero que sería muy bonito que sobre
el altar mayor hubiera seis candelabros especialmente bellos con un
impresionante crucifijo de altar. Pienso en un crucifijo de estilo gótico
cubierto de oro, con un crucificado que imite el marfil, y rodeado de gemas y
perlas. Para evitar que el crucifijo sea valioso y pueda ser robado, el oro
sería solo pan de oro, y las piedras y perlas serían falsas. Este crucifijo estaría
entre seis candelabros a juego con él, de codo y medio de altura.
Al
decaer la luz en el interior de la catedral, eso en invierno es antes de las
5:00 de la tarde, sería muy bonito que la sacristana se acercara y encendiese
esos candelabros mientras reza una oración. Estarían encendidos hasta las
completas. Durante el Nunc dimitis un acólito iría apagando esas luces.
Como van a estar encendidos varias horas, los candelabros acabarían en bulbos
de cristal con aceite. No deben colocarse velas. Pues, al estar encendidas
tantas horas, pondrían perdido todo de cera.
En
el Templo de Jerusalén, al caer la tarde, se encendían las lámparas. Creo que
es muy bonito el añadir esta pequeñísima ceremonia en las catedrales. No solo
eso, se podría colocar un pequeño recipiente artístico con incienso humeante en
el centro del altar mayor.
La
ceremonia del encendido de los cirios y la colocación del vaso del incienso es
tan bonita que se podría repetir al comienzo del día. Encendiendo con toda
solemnidad los cirios durante el himno de maitines y colocando sobre el altar el
vaso con el incienso humeante. Y apagando esos cirios durante el Benedictus de
las laudes. También se podrían dejar esos cirios encendidos todo el día, pero
en el Templo de Jerusalén se encendían durante el crepúsculo.
Yo
sería partidario de que hubiera un lugar o dos en la catedral donde se pudieran
colocar velas naturales delante de la Virgen y los santos. Nunca me han gustado
las velas eléctricas. Esas velas se recogerían antes de cerrar la catedral por
la mañana y antes de cerrar por la noche. Esas velas después se colocarían
sobre el altar, sobre platos adecuados para que no mancharan el ara. Al encender
los seis grandes cirios, se encenderían también estas otras velas menores: podrían
ser unas diez más, de distintas alturas, repartidas por toda el ara.
Los seis cirios estarían alineados, como las lámparas del candelabro del Templo de Jerusalén. Mientras que estas velas menores estarían repartidas por la superficie del ara desnuda, sin mantel. De esta manera, el altar mayor se convertiría simbólicamente en una fuente de luz en mitad de la penumbra de la nave central.
Pongo un link a esta idea, donde hay algunas fotos:
http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2016/01/el-altar-como-fuente-de-luz.html
Es de hace años, pero refleja esta idea.