sábado, agosto 08, 2020

Aquí se ve al padre Fortea concentrado en su novela. ¿Ah, ha empezado a nevar?

 

Agradezco a Anxelina un libro que me pasó sobre el tema de ayer. Aunque debo reconocer que los datos concretos que ofrecía el libro para sustentar sus cifras eran pocos. ¿Jerusalén, después del año 70, quedó completamente vacía? Me parece que sí. ¿Ese vacío hasta qué punto se extendió a Judea?

He intentado ver datos demográficos durante la Rebelión Bar Kojba (año 132) que resolvería la cuestión del año 70, pero nada. Cierto que Flavio Josefo (para la primera guerra romano-judaica) como Dion Casio (para la segunda) dan cifras. Pero sus cifras... (Las cifras demográficas de la mayoría de los autores clásicos fallan más que una escopeta vieja.)

Aun así, las operaciones militares dan la sensación (sobre todo la desaparición de la Legión Hispánica) de que había muchos judíos en esa región todavía.

Todo esto, además de por mi curiosidad, es porque en el final del penúltimo capítulo, con Pablo en la explanada del Templo, tiene una visión de la matanza que sucederá en ese lugar y de cómo queda la ciudad. Esa es la razón de mi interés, esa página de mi novela.

Pero me ha sorprendido lo poco que dice Flavio Josefo de la destrucción final o de la venta de esclavos, da muy poca información. (Alfonso, ponte las pilas.)

Así que tengo a mi Pablo haciendo oración en la explanada y va a tener una visión de la destrucción que viene sobre su pueblo, pero no tengo claras las dimensiones de esa destrucción, más allá de la ciudad.

Pero sí que tengo claro que a los judíos del siglo I les haría mucha gracia arremolinarse alrededor de este estanque termal y ver a estos monos tan tranquilos. Les haría muchísima gracia.