jueves, mayo 04, 2023

De coronaciones


Lo que escribió ayer Juan Julio sobre cuestiones ortográficas y coronación fue utilísimo. Os recomiendo encarecidamente su lectura. Yo mismo no sabía que la abreviatura “km” no lleva punto al final. Gracias.

Voy a disfrutar mucho de la coronación porque, al fin y al cabo, el ritual cristiano de coronación es un modo de alabar a Dios, de reconocer su soberanía, de pedir gracias para el nuevo soberano.

También disfrutaré a un nivel meramente histórico y estético. Y me alegraré (con una sana envidia) del orgullo que los británicos sienten por las tradiciones de su nación.

Yo soy antirrevolucionario. El progresismo es insufrible. No se me ocurre nada mejor contra todo ese rollo podemita que una coronación real. Ahora mismo estoy tan en contra de todo lo que sea antisistema que me muestro totalmente a favor de las pelucas de los lores, del té con pastas a las cinco, o de lo que sea.

Pero, al mismo tiempo, el rey británico es solo un símbolo y nada más que eso. No le doy más importancia de la que tiene. Aunque no son poca cosa los símbolos. Pero veo una diferencia radical entre un ritual de ordenación episcopal (el obispo es un sucesor de los apóstoles) y un ritual de coronación (el rey es solo un símbolo). Pero estéticamente la coronación de un rey inglés sí que es un hecho que tiene su propio peso.

Algunos han comentado el tema de la sacramentalidad de los obispos anglicanos. Creo totalmente lo que enseña la bula Apostolicae curae. Ahora bien, hubo reordenaciones de algunos obispos por parte de obispos pertenecientes a los viejos católicos, pertenecientes a un cisma del siglo XIX. Y, por otra parte, en ese ritual de coronación, los obispos anglicanos son cristianos que oran a Dios, y nuestro Padre escucha todas las oraciones.

Por esas dos razones, el ritual de coronación no es, como piensan algunos, algo vacío y hueco. Para nada. Es un acto comunitario de oración dirigido por los pastores de esa comunidad de creyentes. Sin duda que a la ceremonia que asistirá un cardenal y dos obispos católicos. 

Pero sí, un obispo lleva sobre sí símbolos de realidades. Un monarca actual lleva símbolos de poderes pretéritos, poderes que ya no existen. Y estoy convencido de que los mismos obispos anglicanos participan de esta visión de la monarquía que he expuesto. Ellos pueden ser muy patriotas, pero tienen muy clara la diferencia entre lo que pertenece al campo del mundo y lo que pertenece al campo de Dios. Pero ese orgullo es muy legítimo y me uno a su alegría. Porque todas las alegrías de todos los pueblos son mías. La Humanidad es una sola familia.