viernes, mayo 19, 2023

Ya está aquí

 

Mi inestimable corrector argentino me ha enviado correcciones de mi novela titulado Libro IX. Al enmendar los textos, me encontré, con gran sorpresa, este párrafo escrito en las cercanías del año 2000:

En su casa, Abel no tenía ni un solo libro. No hacía falta. Si deseaba leer alguna página de alguna obra sólo tenía que tomar su mando a distancia y desde el menú de su pantalla buscar el título en cuestión en ese menú. No sólo libros, periódicos y revistas, cualquier cuadro, paisaje o grabado, podía verse con sólo mover el cursor por la pantalla e ir eligiendo posibilidades entre la variedad infinita de inacabables opciones. No había necesidad de ningún libro. Todas las bibliotecas del mundo estaban a la distancia de un simple golpe de cursor.

Tiene gracia porque, en el año en que eso escribí, aquello era ciencia-ficción; y ahora es nuestra realidad. Claro, he tenido que suprimir esas líneas.

Vagamente recuerdo que en Cyclus Apocalypticus mencionaba que el emperador escuchaba música que estaba online, en un servidor. Eso también era pura ciencia-ficción antes del año 2000, que fue cuando escribí la novela. Si encuentro ese pasaje, tendré que borrar la explicación.

El futuro ya está aquí, y lo llamamos “presente”. El futuro nos ha alcanzado, a los míos, a los cincuentones. La geopolítica que imaginamos hace 35 años no tiene nada que ver con la realidad actual. El ordenador en casa, impensable. Las televisiones inmensas, planas, no se me ocurrió; tampoco a los directores de cine. Eso sí, las lavadoras, externamente, no parecen haber evolucionado demasiado. Las cafeteras sí. Las casas de Estados Unidos tenían trituradora, no tengo ni idea para qué.