viernes, mayo 12, 2023

Siguiendo con el tema de ayer: la elección continua

Respondo a algunas preguntas. Lek preguntaba:

¿Cómo se gestionaría la campaña electoral si cada mes un pequeño sector del censo electoral está llamado a las urnas?

Con este sistema carece ya de sentido un tiempo delimitado para una campaña electoral. Lo cual no tiene más que ventajas. El bombardeo mediático de una campaña es un acto completamente artificial que nada tiene que ver con la serena exposición de un programa. La gente votará con mucha más serenidad si el esfuerzo mediático deja de concentrarse en unas pocas semanas para lograr el todo o nada de un solo día de elecciones generales. Por supuesto que habrá actos electorales y propaganda, pero nos evitaremos la concentración de esfuerzo propagandístico en la recta final. Con esto, hasta los mismos políticos saldrán ganando. Ahora lo tienen que hacer porque no hay otro remedio: en un día se juegan todo.

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Otro comentarista, Carlos, decía:

Sería bueno que la fracción del padrón electoral que vaya a votar mensualmente, sea seleccionada de manera aleatoria. Y sea notificada por funcionarios electorales con al menos dos semanas antes de la fecha de los comicios mensuales. 

Sí, la adjudicación a un lote de votantes sería aleatoria. Pero, para evitar manipulaciones, una vez asignado un votante a un "lote", ya no se cambiaría nunca de lote.

Así se evita que se pueda maniobrar de alguna manera por parte del Poder. Es decir, la primera vez que apareciera un ciudadano inscrito en el censo electoral sabría que está en el grupo 23 y ya siempre (toda la vida) votaría cuando vote el grupo 23 del censo, incluso aunque cambie de residencia. Esté donde esté, votará en el lote 23.

Eso no significa que votará siempre en una fecha, porque la fecha correría un año cada vez. Para no votar siempre en la misma estación del año, puede correr la fecha de convocatoria electoral 9 meses.

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Otra cosa importante es que los colegios electorales abren a las 10:00 de la mañana y cierran a las 3:00 de la tarde. Si alguien, por su trabajo, de ningún modo puede votar a esas horas, es preferible que no vote, pero no tiene sentido hacer que todo el colegio electoral esté todo el día sentado en una mesa. Y peor todavía que los problemas de impugnaciones de resultados tengan que resolverse a las tres o las cuatro de la mañana.

El voto por correo o desde el extranjero siempre lo he considerado un eslabón débil del sistema. Lo mejor sería suprimir esas dos posibilidades.