viernes, mayo 05, 2023

Reflexionando sobre las coronaciones


Ya que mañana será la coronación del rey británico, no he podido menos que echar una ojeada en Neovaticano a mi ritual de coronación de un nuevo papa. (Yo siempre dando ideas).

Un ritual (tal como lo propongo) que muy resumido consiste en estos pasos. (Los que quieran sufrir más pueden leer la versión larga, je, je).

Entrada solemne en silla gestatoria.

En una capilla sus manos y pies son lavados, y se reviste de modo coral: roquete, muceta, estola, camauro.

Tras eso, en la nave central, se reza la hora sexta.

Es ungido en siete lugares de su cuerpo.

Se reviste con todos los ornamentos litúrgicos, concluyendo con la capa pluvial y la mitra. En ese lugar, por último, se le coloca el Anillo de la Coronación.

Se dirige hacia el altar mayor, lo besa y lo inciensa.

Avanza por la nave central, más allá del altar mayor, y recibe las Llaves Petrinas.

Sigue avanzando, y en la sede es revestido con el manto papal y allí es coronado con la tiara.

Tras la bendición final, se sube a la silla gestatoria y se retira.

El papa es el vicario de Cristo en la tierra. Él tiene las llaves del reino de los cielos, es decir, él tiene la autoridad suprema sobre ese reino espiritual que hay en este mundo.

¡Que impresionante poder espiritual posee un sucesor de Pedro! Todo este ritual que propongo no añade más autoridad a su figura, pero sí que expresa (con vestiduras, ornamentos e insignias) ese poder espiritual. Y, además, el ritual invoca a Dios para que le dé más gracias.

Una cosa que es la autoridad y otra muy distinta las gracias que podemos impetrar sobre él. No solo se piden gracias en un ritual de coronación papal, por supuesto. Pero ese ritual es un momento solemne en grado máximo.