Mañana seguiré con el tema de ayer. Pero quiero decir que me alegro mucho de que
entre mis lectores no haya negacionistas respecto a la COVID. También me alegraría
de que no haya crédulos de teorías conspiranoicas respecto a este virus. Por favor,
no creáis al primero que diga cosas por Internet. Me da mucha pena cuando tanta
gente inteligente y buena es tan crédula.
Reitero que mi mensaje es
que tenemos que ser respetuosos, como diría santo Tomás de Aquino, con el
príncipe de cada reino. En estos momentos de calamidad nacional, se debe dar un
voto de confianza al gobierno de España, por poner un ejemplo concreto. Debemos
respetar y obedecer. El que gobierna tiene información directa de expertos y su
asesoramiento.
Con esto no digo que no
sea lícito un intercambio de opiniones, incluso el desacuerdo en medidas
concretas. Pero el intercambio debe ser constructivo. Ya es sumamente perjudicial
vivir en campaña electoral durante cuatro años, pero peor en mitad de una
tragedia como es esta epidemia.
..............................
Podemos discutir civilizadamente
sobre las medidas y la intensidad de las medidas, pero el COVID-19 no es una gripe, no es un virus estacional más. Se
trata de algo con consecuencias muy graves.
Frente a los que infunden
el temor sin fundamento a las vacunas, nuestra mayor esperanza es que estas
lleguen cuanto antes. Lo único que lamento respecto a la vacuna es que todos
los países no hayan dado libremente toda la información para que se consiguiera
por un esfuerzo conjunto entre todos. Un esfuerzo del que nadie se beneficiara
económicamente en exclusiva. No digo que no se retribuyera de algún modo. Se podría
haber creado una comisión internacional de expertos independientes que
retribuyeran según el gasto que cada país y cada empresa hubiera realizado. Si hubieran
hecho inmensos gastos, hubiera bastado e. 0.001% del precio de la vacuna para
resarcir de ese esfuerzo.
Pero qué triste pensar en
términos económicos, en términos de orgullo nacional, con una calamidad como esta.
..............................
Pensando en España, se observa
que los representantes del Pueblo siguen enzarzados en sus peleas: pésimo
espectáculo. No es que ellos reflejen una división de la población, sino que
ellos son los que cultivan y fomentan esa división. Si eso, en circunstancias
normales, ya sería triste. Ahora mucho más. Esto es la prueba: los representantes
del Pueblo jamás van a colaborar, hay una total incapacidad para la colaboración.
Todo se rige bajo la premisa del rédito político. Hay que replantearse no a
quién votar, sino cómo reformar el entero sistema. Por supuesto que se trata de
una discusión teórica, porque los beneficiarios del actual sistema (los
partidos) jamás van a ceder.