lunes, octubre 12, 2020

Hoy he cumplido 52 años: el río que se remansa y que se vuelve más profundo en su madre

 


La foto es de hace cuatro días, en la sala capitular de la catedral, me la hizo el penitenciario. Una y otra vez repitió que le recordaba a un padre de la Iglesia. Fue él el que insistió en hacer la foto. Le di la razón (con convicción) en cuanto al parecido.

Hoy (11 de octubre) cumplo 52 años de vida. Ayer, por la noche, releí unos pasajes del final de la vida de Memorias de Adriano. Por la mañana, fui al hospital. Una persona en la misa. Varias comuniones. Ninguna unción. Dos pasillos de coronavirus y uno de cuarentena.

Después he ido a comer con una querida familia. Cuando me han invitado, ellos no sabían que hoy era mi cumpleaños. Después de tan agradable comida, me ha entrado un poco de sueño en el sillón. Esa escena de un cura con sotana al que se le cierran los ojos ofrecía una imagen avejentada del padre Fortea.

Por la tarde varias llamadas de amigos y familiares. Hemos hablado con mi tía largo rato de Barbastro, de Barbastro en los viejos tiempos. Me ha llamado mi tía abuela. Más que preguntarle si se acuerda de la Gripe Española, debería haberle preguntado si se acuerda de la Guerra Franco-prusiana.

A los 52 años, me pregunto que si desapareciera, qué dejaría detrás de mí. Más allá de los efectos de los sacramentos y de las conversaciones que he tenido, charlas personales, breves y largas, dando consejo, ánimo, confesiones, con niños de catequesis, con moribundos, pienso que dejaría mis libros. Más allá del efecto que haya hecho en las almas, creo que he dejado una obra personal, muy personal, una región literario-teológica donde adentrarse. Miles de páginas que alegrarán la vida de alguien en algún lugar. Mis libros serán causas que producirán efectos. Probablemente, me quedan unos veinte años de vida útil como escritor. Me parecen muy pocos años. Sí, ha empezado una cuenta atrás. Hasta cierto momento de mi vida la cuenta era hacia delante.

¿El mejor libro de mi vida? ¿La cúspide de todo lo que he escrito? Después de decenas de miles de horas escribiendo, pensando, creo que mi mejor libro es Las leyes del infierno. ¿Mi mejor novela? Cuando amanezca la ira.

Me preguntaba ahora cuál es el mejor amigo que he tenido en mi vida. Esa pregunta es más complicada. Creo que dos mujeres han sido las mejores y más duraderas amistades de mi paso por la tierra.

¿El tiempo más feliz? Mis cinco años de seminario en Pamplona. En segundo lugar, mi año como secretario de mi obispo.

Ahora, cierro este post. Después de 52 años, este post. ¿Espero que el futuro sea una continuación serena, placentera, de mis años pasados, de mi última etapa? No, creo firmemente que Dios tiene la capacidad de sorprenderme.