domingo, diciembre 20, 2020

Tiempos que son oasis de paz, tiempos que son borrascosos y que causan sufrimiento


Ayer hablaba de la democracia. Lo curioso es que Nerón era tremendamente popular entre sus súbditos. Además, no fue nada ofensivo con otras naciones; a diferencia de otros emperadores “buenos” que se dedicaron a la conquista de un modo cruelmente premeditado. Musolini tampoco quería ir a la guerra en Europa. Podríamos revisar virtudes y defectos de esos dos pésimos gobernantes. En cualquier caso, las personas se equivocan, las masas también. ¿Las masas se equivocan menos que las personas?

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La democracia, no nos engañemos, solo ofrece un sistema de sucesión en el poder. El mito de un Pueblo sano, noble, que sabrá escoger lo mejor es una leyenda bonita, pero solo eso.

 

Sin separación de poderes, la sucesión se termina; aunque sigamos con el rito de echar una papeleta en una caja.

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Para nada puedo hacer una defensa del sistema auténticamente monárquico. Si los súbditos han de obedecer, se debe llegar a un acuerdo, a un consentimiento: eso es la democracia. Por eso soy demócrata.

Pero la democracia, de por sí, no otorga la libertad. Es la separación de poderes la que la mantiene.

El cambio que se plantea ahora, en España, para la elección de Consejo del Poder Judicial, supone una verdadera brecha en la muralla de nuestras libertades. ¡Era el único Poder, hasta ahora, separado de la apisonadora congreso-senado!

Lo que pasa ahora, es lógico, antes o después, sabíamos que iba a pasar. El camino puede ser ilícito, pero sí que sigue una lógica implacable.

Ya sentimos el eco del futuro, el eco de las botas antifascistas. No será solo España. Más países seguirán el camino del autoritarismo. ¿Por qué? Por el cambio de esquema económico que comenzó con la deslocalización y se consumó con China. El cambio de esquema económico, no nos engañemos, supone un cambio social que, precisamente, no va a ser lento.

Cada vez son más empresarios que, en voz alta, dicen que el único camino por el que puede sobrevivir la economía de Europa radica en una sinificación. “O transformamos la economía según el modelo chino o no hay forma de competir”. De hecho, aunque la gente no lo sepa, la relación entre obreros y empresarios hoy día no tiene nada que ver con los años 70 y 80. Ni aquí en España ni en Estados Unidos.

Creedme, Erdogán, Putín, Xi Jinpin, son el futuro. Sé que parece que exagero. Pero también a muchos les hubiera parecido que yo exageraba si hace años yo les hubiera dicho que los jueces en España los escogería el partido gobernante sin consenso con los demás.

Todos sentimos algo en el ambiente. Esa sensación de cambio de época. El ozono antes de la tormenta. No va a ser en un año ni en dos. Pero, dentro de diez años, sí que habrá un nuevo orden. Muchos elementos ideológicos ya están presentes. Su aglutinación es lo que conformará una nueva ideología. Entonces, con una reluciente y novedosa ideología, con un gran cambio social, sí que se establecerá ese nuevo orden.