lunes, mayo 03, 2021

Interesante que el rey francés también tenía dos "cetros", como el monarca inglés

 

He leído vuestros comentarios. Lucía, no sabía que el rey era solo señor de Bizcaya. Interesante, voy a intentar leer algo más sobre esa curiosidad. La reina de Inglaterra es solo Señora de la Isla de Mann. No me queda claro si tiene el mismo título sobre las islas de Jersey y Guernsey, y eso que lo he buscado un rato sin dilucidar el asunto. Lo que está claro es que en, en la Edad Media, en esas islas ejercía su autoridad no como monarca, sino como parte del Ducado de Normandía. Es decir, allí no era monarca, sino duque.

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Enrique, estoy de acuerdo. Los monarcas franceses encontraron una especie de castigo por su insensibilidad ante la pobreza de los más menesterosos de su reino. La Revolución Francesa fue una monstruosidad, pero a pesar de su iniquidad no dejó de ser una especie de castigo. Versalles y su ritmo de gastos era una crueldad para millones de personas. Solo con el sudor y la pobreza de millones de súbditos se podían costear esos dispendios. En conjunto, Versalles era un espantoso pecado. Una vez que existe lo mejor es mantenerlo.

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En el Banco de España, se guardan muchísimas monedas valiosísimas y joyas, ocultas en las cámaras. Eso me lo dijo una persona que trabaja allí y que me enseñó el edificio por dentro, de cabo a rabo.

Sería mucho mejor crear, en Madrid, una especie de Torre de Londres donde los turistas pudieran ver lo mejor de ese tesoro expuesto.

Yo estaría a favor de que se crearan unas joyas de la corona (corona, cetro, globo, etc.), aunque no se los pusiese. Unos regalia que estuvieran sobre cojines de terciopelo en los grandes actos. Regalia que no tuviesen gemas verdaderas, pues serían muy costosas.

Una especie de Torre Real en Madrid se sufragaría pronto, al convertirse en un destino turístico. Una “torre” que podría ser como el impresionante Chateau Frontenact de Quebec que, en realidad, es un hotel.

Véase ese hotel en este link un poco largo: https://www.google.com/search?q=Ch%C3%A2teau+Frontenac&sxsrf=ALeKk000LERv-WP9MKISVaOEbyQCRUSxbA:1620045484879&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwjXppXdw63wAhXklFwKHXO1AWoQ_AUoAXoECAIQAw&biw=1280&bih=610

En esa Torre Real, en Madrid, podrían estar las joyas de la corona, el tesoro del Banco de España, y hoteles y restaurantes.

(Si algún presidente sudamericano quiere algo así en su capital, por favor, que se ponga en contacto conmigo. Yo le doy ideas.)

Lo cierto es que veo que, con la excusa de la monarquía, Madrid podría tener un filón turístico que no está nada aprovechado. Aunque no todo es utilitarismo. Creo que la figura de la monarquía se puede convertir en una figura de unidad, de belleza, si se le confiere un estatuto tan definido y decidido como el que esbocé en el ensayo que ya he citado.

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Pero a lo que me decía otro comentarista, Jorge, le respondo que sí, que tiene razón: no soy monárquico. En el fondo, mi visión de la figura monárquica es la de un ornato para la república. Lo reconozco y respeto otras opiniones; de verdad, Jorge. Pera para mí me resulta imposible tomarme en serio esa función de otra manera que la meramente decorativa.