Este curiosísimo icono muestra a san Pablo inspirando a san Juan Crisóstomo.
Hoy no me he dedicado a
leer artículos sobre el siglo I. He revisado y rehecho el capítulo de mi novela
en que san Pablo es invitado a un banquete funerario en una necrópolis. Este pasaje
lo escribí cuando me inscribí, en Roma, al curso de arqueología cristiana
organizado por un pontificio consejo. En una de las clases, se nos explicó con
todo lujo de detalles un cortejo funerario y uno de estos banquetes. Me pareció
interesante incorporar ambas cosas a mi novela. Esto significa que mi novela la
empecé a escribir hace ocho años.
Al final de la mañana, en
mi tiempo de lectura espiritual, he seguido leyendo dos capítulos del Levítico,
veinte minutos. Y he seguido escuchando un comentario sobre ese libro. El
Levítico siempre me había aburrido. Pero ahora desearía volver a leerlo entero.
Siento que con una vez no ha sido suficiente. Cada versículo me habla de Cristo
y de la teología del sacrificio. Además, ya os lo dije, me parece el más católico
de los libros del Antiguo Testamento.
No dudo de que se puede
hacer una lectura protestante de este libro sagrado, pero todo en él apunta,
lleva, conduce, hacia la Iglesia Católica.
Por la tarde he recibido
una llamada de una chica joven con una personalidad muy interesante, le gusta
entrar en edificios abandonados. Siempre es un placer hablar con ella. Llena de
vitalidad, de ganas de hacer cosas, rebosante de curiosidad. Hay gente que vive
una vida más muerta, y hay personas que tienen una existencia más llena de
vida.
Ahora que llevo ya casi
un mes y medio de confinamiento si me preguntaran si echo de menos algo, creo
que contestaría: “Acabar mi novela sobre san Pablo”.
Este pisito es mi El
Escorial, mi Yuste, mi Abadía de Guillermo de Basquerville. Gracias al confinamiento
no me tengo que sentir culpable por no salir. Además, he descubierto es
bastante buena. Esto último es broma. Solo veo la televisión durante las comidas.
Tengo todavía unas
décimas de fiebre. No me siento peor de los pulmones. Y peso 77,8 kg. También
he comprobado que si no te afeitas (por estar aislado), te sale barba.