jueves, julio 16, 2020

En fin...



Hoy hemos tenido en España el homenaje civil a las víctimas de la COVID. Estéticamente, ha sido una ceremonia que queda definida por dos palabras: anodina e insípida.

Y no se piense que estoy en contra de estos actos civiles. Para nada. Entiendo que, en una sociedad como la española, las autoridades quieran tener una ceremonia no confesional, algo común a todos.

Es más, casi prefiero que ellos hagan lo que quieran con su ceremonia laica, para que así nosotros podamos tener nuestra ceremonia católica a nuestro gusto.

Ahora bien, la ceremonia civil ha sido tan descolorida que creo que deberían haber contratado a algún inglés. Los ingleses tienen un don para las ceremonias. Véase la ceremonia del Remembrance Day cada año en Londres.
Si comparamos las ceremonias, una tiene vistosidad, solemnidad; las impresionantes campanas de fondo, el silencio de la multitud... La de Madrid parece una ceremonia que ha sido lavada y que ha perdido el color.

De todas maneras, sí que pienso que la misa de la Almudena debería haber estado regida por un espíritu forteniano. Tal como la hicieron tampoco es para echar cohetes. Pienso que les falta un poco de sentido de la liturgia como marco grandioso estético. Basta mirar los óleos y frescos de la época barroca para entender que esos hombres sí que entendían la ceremonia como espectáculo, como un digno espectáculo. La misa que vimos en la Almudena fue como la misa de cualquier barrio solo que con más concelebrantes.

Post Data: Varias almas me han dicho: "Hubiéramos preferido un rosario. Toda esa ceremonia laica no nos ha quitado ni un día de purgatorio".